El curso próximo se cumplirán dos décadas del cierre del colegio de Os Milagros y 42 años de su fundación. Su corta vida no empaña la profunda influencia que ejerció sobre la comarca.

El eco del colegio de Os Milagros perdura veinte años después

Edificio que ocupó el colegio en el complejo de Os Milagros
Allá por 1969 comenzó a funcionar el colegio de los paúles en Os Milagros. Lo hizo hasta los primeros noventa, dejando atrás su pequeña historia. La efímera trayectoria no empaña la trascendencia que tuvo en la vida de la zona y, sobre todo, en la de los jóvenes durante las dos décadas en las que impartió docencia, que coincidieron con una etapa capital en la sociedad española, con la Transición política de por medio.
El centro educativo tuvo dos fases bien diferenciadas, marcadas por el apartamiento de cinco de los paúles a finales de los setenta, que habían sido alma mater desde el principio: Emilio González Graña, que fue responsable social; Manuel Peleteiro, encargado de la formación religiosa; y con ellos, Odilo Cid -director-, Sergio Fierro y José Luis Nieto. El único formalmente expulsado por la Congregación -presionada a su vez por las autoridades religiosas y políticas de la época-, fue González Graña; los otros cuatro abandonaron por solidaridad, si bien a nivel interno carecían de toda salida que no llevase aparejada la abdicación de sus principios.


DIFERENCIAS IDEOLÓGICAS

En el fondo, subyacían profundas diferencias ideológicas. Los rectores del colegio estaban claramente ubicados a la izquierda. 'O Vaticano II foi para nós como a chegada da democracia en España. Tiñamos conexión cas comunidades de base que funcionaban en Madrid, nas que estaba xente como o padre Llanos. Eso deulle ó colexio o estigma de roxo', recuerda Graña. De hecho, 'o colexio e o santuario funcionaban de maneira autónoma. O centro non formaba curas, senon persoas; se despois querían ser curas, ben, pero como opción libremente adoptada. Nise contexto, o bispo de Ourense daquela, monseñor Temiño, apoiaba decididamente a línea seguida polos que rexían o santuario, que tiñan unha visión moito máis conservadora'.

Las tensiones internas entre los paúles no impidieron la inmediata y progresiva implantación del colegio en la zona. 'Tivo unha gran acollida social, pois enseguida chegou a haber ata 380 alumnos internos e 400 externos e mediopensionistas. Había alumnos da comarca, pero tamén de fóra' señala el profesor Graña, añadiendo que 'a vocación do colexio era que non quedara ningún rapaz da zona sin escolarizar. Íbamos a buscalos, ainda que as suas familias careceran de medios económicos'. 'Estamos falando dun ámbito no que había moita emigración, e alí os rapaces aprenderon a amar a terra, a cultura, o seu. Daquelas aprendeuse a valorar o fenómeno migratorio e as suas consecuencias', apunta.

'Houbo unha novena na que estivo Francisco Carballo (sacerdote, historiador y nacionalista), que constituíu un escándalo social polo xeito descarnado co que se tratou a emigración' afirma Manuel Peleteiro, quien por si había dudas de las divergencias ideológicas en la congregación, refiere que 'o santuario era franquista. Alí iban os caciques e as autoridades o día do Colexio, xunto co bispo da Diócese. Graña acabou con todo e á festa pasaron a acudir os que tiñan que ver co centro. Era un sistema crítico, humano'. Otro de los problemas era el idioma. 'O colexio estaba galeguizado e dábase toda a materia nesa língua sen nengún problema'.

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