URBANISMO

Edificios en ruina deslucen el corazón turístico de la ciudad

La crisis económica y la falta de una acción administrativa eficaz dejan a la luz zonas muy concurridas y visitadas por los turistas con inmuebles en muy mal estado y faltos de mantenimiento

La complicada situación económica actual se refleja también en el estado en el que se encuentran numerosos edificios de la ciudad. "La falta de inversiones hace que muchísimos inmuebles no se muevan (en el mercado inmobiliario) y ello se refleje en el estado en el que se encuentran", explica la concejala de Urbanismo, Áurea Soto, que alega que únicamente en los casos más extremos y urgentes el Concello puede realizar de forma subsidiaria las obras para reforzar la seguridad de estos edificios.

La situación se refleja en las cifras. Los expedientes de disciplina por el mal estado de edificaciones tramitados en 2013 (108) superaron considerablemente los abiertos en 2010 (67), cuando la crisis económica empezaba a hacer mella. En 2011, fueron 184 los expedientes tramitados y 103 en 2012.

Pero a los problemas de seguridad que puede llevar acarreado el deterioro de un inmueble se suma, además, la mala imagen que ofrece cuando se convierte en un espacio lleno de basura y desperfectos.

Multas que no sirven

Una vez que un edificio es denunciado por su mal estado, los técnicos municipales realizan un informe sobre el mismo e indican las medidas que se deben adoptar. Es entonces cuando se les comunica sus obligaciones a los propietarios del edificio, que pueden presentar alegaciones a la resolución municipal. En el caso de que no subsanen el problema detectado, el Concello tiene la potestad de imponer multas coercitivas, reiterables hasta que lo hagan, y en los casos más urgentes, puede realizar de forma subsidiaria los trabajos -se los cobra después a los titulares del edificio-. Pese a la grave situación en la que se encuentran algunos edificios situados en pleno centro de la ciudad, en las zonas además más visitadas por los turistas, el Concello o no toma las medidas que están en su mano o se escuda en que los periodos de alegaciones y los recursos en la vía judicial pueden llegar a retrasar considerablemente su adopción.

Es el caso del emblemático Hotel Barcelona, ubicado en la avenida de Pontevedra, adquirido en 2008 por Caixa Galicia para albergar la sede de su fundación sociocultural pero que nunca llegó a ser rehabilitado. La situación que atravesó la caja posteriormente no ha hecho más que aparcar el proyecto y su puerta es ahora un espacio convertido en basurero, al acumularse los papeles y otros desperfectos.

Otra de las zonas más castigadas por edificios en mal estado que conviven con otros rehabilitados es la calle Lepanto, uno de los epicentros de la zona de los vinos y antesala de la Catedral para muchos turistas que visitan la ciudad. En esta vía, no sólo hay varias edificaciones que mantienen únicamente la fachada y están inscritas en el registro de solares. En uno de ellos, el Concello declaró la ruina económica y se ordenaron medidas de seguridad urgentes y el desalojo de la inquilina de la última planta. Aunque ya se intentó materializar con la Policía, la falta de concreción del mandamiento hizo que no se llegara a ejecutar, por lo que la institución municipal ha solicitado otro mandamiento judicial de entrada para aclarar la situación, según explican fuentes municipales. Además, en este inmueble, la inquilina ha presentado un recurso contra la declaración de ruina.

Declarar un edificio en ruina es un procedimiento complejo, que hace que en los últimos tres años únicamente se hayan contabilizado 14 expedientes, cinco de ellos el año pasado. Se trata de edificios ubicados en el número 2 de la rúa do Baño -que fue demolido-, el 6 de la rúa 2 de Maio, el 2 de Libertad, el 4 de Carrabouxo y el 13 de Camelias, que también fue derribado.

En 2012 fueron tres los expedientes tramitados, uno de ellos el de la rúa Lepanto, que todavía sigue sin finalizar. En ese año también se abrió expediente de ruina en la plaza Trinidad y en Alfredo Brañas.

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