Política local

Los críticos de DO revelan cómo gestiona Jácome: "El rascacielos surgió de la broma de un técnico"

Los cuatro concejales que dejaron solo al alcalde no se arrepienten: "Lo fácil hubiera sido callarse y mirar hacia otro lado"

Los cuatro ediles de Democracia Ourensana que abandonaron el gobierno local desgranaron ayer las prácticas presuntamente ilegales en la contabilidad del partido cometidas por Gonzalo Pérez Jácome, el "desgaste" de trabajar codo con codo con un "dictador" y la falta de libertad en sus propias áreas de gestión.

Telemiño reunió la pasada noche a Miguel Caride, Manuel Álvarez, María Dibuja y María Teresa Rodríguez Garrido, los cuatro concejales que denunciaron a Jácome ante la Fiscalía y que con su marcha han provocado un terremoto político en la ciudad. En un programa especial moderado por el periodista Antonio Nespereira, los ediles explicaron cómo empezó todo. "La gota que colmó el vaso fue descubrir que los asesores cedían una parte de sus sueldos directamente a la cuenta de DO", relató Miguel Caride, haciendo mención a una práctica que incluso provocó la denuncia de un asesor. 

La dudosa financiación 

Manuel Álvarez, vicepresidente de DO, señaló que las dudas sobre el destino del dinero les hicieron explotar. "En una reunión con el alcalde, me reconoció que todo iba para financiar su TV", dijo Álvarez, que volvió a cifrar en "unos 800.000 euros" la cantidad embolsada por Jácome entre 2015 y 2019. "En una reunión entre el alcalde y yo en su despacho, en la que saqué a relucir el tema, me preguntó si había pasado información a Miguel Caride sobre las cuentas del partido. El mismo Gonzalo pedía las pagas extras íntegras a los asesores y concejales a través de un grupo de Whatsapp porque decía que el partido no tenía dinero. A mí no me cuadraban las cuentas". 

En esa misma línea abunda María Dibuja, exedil de Comercio, que reconoció que los cuatro ediles críticos sabían que se contrataba gente que no conocían y a la que no veían por el Concello, pero no sabían el modus operandi. "Yo le pedí un asesor y me dijo que lo contrataríamos por cuatro horas. Cuando ingresó su primera nómina vimos que el contrato era a tiempo completo y del grupo A, pero solo cobraba 700 euros. El resto debía entregárselo en mano al alcalde", apuntó Dibuja. Garrido también incidió en ello: "Como la televisión se nutría del dinero del partido, había que donar parte de las nóminas, así lo recalcaba el alcalde". 

Funcionamiento interno

"Cuando le quitas protagonismo, se ve amenazado, por su personalidad egocéntrica. Le pasó a Susana Gómez, a Laura Nóvoa o Domingo Castro" (ediles que no continuaron), subrayó Caride. En "sucesivas ocasiones", según resaltaron los cuatro, se le advirtió de que el partido no estaba cumpliendo la ley. "Trabajó siempre como un dictador. Le propuse en varias ocasiones tener afiliados en el partido, pero decía que la gente piensa, y siempre tuvo miedo a una democracia dentro de la formación", destacó Álvarez. "Él tiene interiorizado que es el único dueño y señor de DO", añadió Dibuja. 

El día a día no era fácil. "En una comida nos reconoció que no es un buen jefe. Ser el portavoz  fue un desgaste grande para mí, porque cada jueves tenía que enfrentarme a sus ocurrencias, que tomaba de forma unilateral", explicó Caride. Como ejemplo puso la idea del rascacielos, que según el que fue su mano derecha, partió de una broma de un técnico que Jácome tomó en serio: "En una reunión de Urbanismo donde se examinaba el volumen de edificabilidad de la Finca Mariñamansa, que se planteaba en cuatro torres de 16 alturas. Jácome entonces preguntó si se podían hacer menos torres y un poco más altas para ganar espacio. Alguien dijo de broma: 'Podemos hacer una torre de 80 plantas', entre risas. La risa fue que al día siguiente dijo que quería hacer una torre de 80 plantas. Fue solo una anécdota, nadie allí se tomó aquello en serio". 

Sin libertad

Manuel Álvarez aseguró que "no había libertad para tomar decisiones en las concejalías, ni en las nuestras, ni en las del PP. Así pasó en Urbanismo, Infraestructuras o en Cultura, lo que llevó a la dimisión de Mario González". Lo confirma Dibuja: "Nunca te dejaba opinar. Estábamos allí para figurar". 

Garrido, sin embargo, explicó que en una de sus áreas, Educación, "no se metía porque no le daba importancia", aunque en otra, Promoción Económica, "decidió de forma unilateral que el centro de Inteligencia Artificial tenía que ir a La Molinera". 

Sobre el futuro, tienen claro que estarán "incluso sin cobrar, hasta 2023". Como solución, creen que debe haber moción de censura entre PSOE y PP. "A mí me resulta indiferente quién sea el alcalde si conseguimos desbloquear la parálisis del Concello. Creo que un gobierno de concentración podría ser la solución", dijo Caride. No se arrepienten de los pasos dados: "Hicimos lo correcto, lo fácil hubiera sido callarse y mirar hacia otro lado". 

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