día de galicia

El 25 de julio, en tres miradas

El Día de Galicia se celebra de formas distintas, dentro y fuera del territorio gallego. Para los que están fuera, un día de morriña. Para los que llegan, una fecha nueva, y para los que volvieron, un gusto vivirlo en su casa

La celebración del Día de Galicia tiene diversas formas de expresión, dentro y fuera del territorio. El ourensano Luis Quintas, que vivió 25 años en Suiza, recuerda los encuentros en la emigración en las peñas gallegas y las paellas compartidas como mejor fórmula para "sentirse na casa". Miriam Rodríguez, que reside actualmente en Roma (Italia), reconoce que la morriña es una cuestión "diaria", aunque hoy tenga un poco más de presencia. Para Juan Santana, canario afincado en Venezuela desde joven, este será el primer 25 de julio en la provincia, donde se siente "bien acogido", aunque el país latino sigue estando muy presente en su mente. 

El sentimiento de "galeguidade" no se suscribe a una fecha concreta, tal y como aseguran tanto Quintas como Rodríguez. "Botabas moito de menos a terra, sobre todo nos primeiros anos da emigración, e estando fóra buscabas sempre que podías o teu ambiente coa xente galega", explica Quintas en referencia a sus años en la emigración. "El día 25 también es el cumpleaños de una mis mejores amigas, por lo que inevitablemente me acuerdo de ella y de casa –Ourense–, pero en general a lo largo del año tengo mis días de morriña, todos los días son buenos para pensar en Galicia", cuenta Rodríguez. Aunque ambas historias de emigración distan entre sí más de dos décadas, la "morriña" se mantiene como común denominador. Morriña de la gente, de la comida, de los paisajes, de las fiestas tradicionales, de la forma de vivir y de un largo etcétera. "Entre os que estábamos fóra reuníamonos moito, falábamos moito... Supoño que por estar alí, lonxe da casa", dice Quintas. "La verdad es que echo de menos estar rodeada de gallegos", comenta Rodríguez. 

Juan Santana se decidió por Ourense porque tenía dos cuñados viviendo en la provincia, pero también por las posibilidades laborales. "Había estado por acá hace tiempo y me llamó la atención, sobre todo por mi experiencia en el sector agrícola", explica. Empezar en Ourense fue un reto, pero asegura que se está viendo recompensado. "Es cierto que conocer a gente nos ayudó mucho al principio, pero la verdad es que nos hemos integrado muy bien". 

"Mi familia es el precio más alto que pago por vivir en el extranjero"

Miriam Rodríguez lleva viviendo fuera de Ourense desde 2011, aunque regresó durante una pequeña temporada. Vivió en Madrid, en Suecia, en Emiratos Árabes y ahora, en Italia, donde trabaja en un programa de las Naciones Unidas. "No descarto volver a largo plazo a casa, soy muy gallega y me gusta mucho mi tierra, pero mi curiosidad insaciable me mantiene fuera, así como las oportunidades laborales que tengo aquí", asegura la ourensana, que también reconoce la morriña al estar lejos. "Mi familia es el precio más alto que pago por vivir en el extranjero", reconoce. "También echo en falta la tranquilidad de Ourense, todo está cerca, la gente se conoce, te sientes arropada... Y luego extraño mis hobbies, como fútbol gaélico o dar paseos en moto por la Ribeira Sacra", añade.

"Os retornados non merecemos o trato que nos están dando, tivemos que marchar"

Luis Quintas regresó a Ourense después de vivir en Suiza 25 años. "Alí tiñamos pouco tempo libre, pero sempre que podiamos nos reuniamos nas peñas galegas para compartir o tempo", recuerda. La vuelta no fue como esperaba, después de la entrada en vigor de la Lei 35/2006: "Os retornados non merecemos o trato que nos está dando a Xunta, tivemos que marchar a traballar fóra e agora aprovéitanse das nosas pagas, que ben esforzo nos costaron na emigración", señala. "Nós só pedimos que se deixe de aplicar a lei que nos obliga a declarar por riba dos 11.200 euros, e que nos recoñezan aos que temos invalidez dos outros países", explica. El colectivo recuerda lo difícil que fue su emigración hace décadas, y reclaman "igualdade". En septiembre, volverán a la calle. 

"Estamos muy contentos de estar en Ourense, es un lugar agradable"

Para Juan Santana, este será el primer Día de Galicia viviendo en la provincia. El pasado mes de septiembre llegó a Galicia desde Venezuela, el país en el que pasó gran parte de su vida. De familia canaria, escogió Ourense en el mapa español: "Es parecido al lugar en el que yo trabajaba allá, y ya había venido para conocerlo porque viven dos cuñados". Aunque reconoce que la adaptación no fue un camino fácil –"siempre tienes Venezuela en el alma, no se merece todo lo que está pasando"–, poco a poco se siente más cómodo. "Estamos muy contentos en Ourense, es un lugar muy agradable. Al principio, la ayuda de mis familiares fue clave para facilitarlo todo", explica. En cuanto al futuro, "el tiempo dirá si nos quedamos acá", pero por el momento, esta es su nueva casa.n

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