Los embalses ourensanos siguen bajando: están al 48%

Imagen reciente del embalse de Lindoso.
photo_camera Imagen reciente del embalse de Lindoso.
El parte meteorológico a medio plazo es negativo y no se esperan lluvias que cambien el panorama.

El año hidrológico 2021-2022 se confirma como uno de los más áridos desde que existen registros y cada semana empeora la situación. Los embalses permanecen al 48,16% de su capacidad máxima, un 0,06% más vacíos que la semana anterior. Más grave es la comparativa con la misma semana de mayo del  año anterior, cuando las cuencas estaban un 20% más llenas. Más lejos se quedan de la media histórica para la provincia, ya que están casi un 30% más vacíos. 

Junto a Granada y Zamora, Ourense ocupa el podio de la falta de agua, un problema que ha llevado a Viaqua, quien gestiona el uso de este recurso en la provincia, a pedir que se haga “un uso racional” de ella. Lo hicieron en paralelo a la activación de la prealerta por sequía de la Confederación Hidrográfica Miño Sil, una alarma que, afirman,  “salta cuando hay una sequía producida por circunstancias excepcionales o que no ha podido preverse razonablemente y que da lugar a un descenso temporal significativo en los recursos hídricos disponibles”. 

La cantidad de agua almacenada en los embalses es ya similar a la de 2017, cuando estaban al 44%. Algunos expertos señalan que el año hidrológico ya está perdido, al menos de cara a la temporada estival. La falta de lluvias, las reservas hídricas tan bajas y el vaciado semanal al que se someten las presas de la provincia, impide recuperar el nivel que deberían tener para los próximos meses. 

En este año hidrológico 2021/2022 se acumularon casi la mitad de litros por metro cuadrado que lo que suele marcar la media histórica para la parte ourensana de la demarcación Miño-Sil.  En el año hidrológico anterior, ya se habían registrado 985,1 litros por metro cuadrado, lo que supone un 7% más que la media interanual y más de un 80% por encima de la del año 2021/ 2022.

Esta casuística se vuelve especialmente conflictiva en clave de incendios -el año 2017, de valores similares, fue cuando más ardió la provincia- y desde una perspectiva ganadera. Los propietarios de granjas o los pastores se verán obligados a pagar para alimentar a los animales. Eso o venderlos. El parte meteorológico a medio plazo no es positivo para la provincia. Aunque hoy y mañana se esperan episodios temporales de tormenta, no caerá un volumen significativo de precipitaciones y la semana que viene el anticiclón se posicionará de nuevo evitando que entren frentes y borrascas.

Previsión

Estas descargas, posiblemente acompañadas de aparato eléctrico, se producen porque se genera el mismo fenómeno que en las tormentas de verano: las altas temperaturas calientan el aire, que es menos denso y al elevarse choca con una masa de aire frío. Son episodios pasajeros y no significa que vaya a cambiar la tendencia. La semana que viene volverá a predominar la ausencia de lluvias, aunque se notará un ligero descenso de las temperaturas. Las máximas pasarán de 31 grados de media a 25.

“Vou ter que sacrificar aos animais pola seca”

Así se lamentó ayer Miguel Gómez, ganadero en Maceda.  Los profesionales del sector primario, como ganaderos, agricultores o pastores ven como la sequía condena sus futuros ingresos. 

Desde Sandiás, Carlos García relata que “a falta de chuvia vai impedir que a herba creza, o que vai levar a que no inverno non teñamos forraxe  polo que se non mercamos, os animais non terán que comer”. Además, de la falta de crecimiento, alerta de que si los manantiales llegasen a secarse “tamén habería que pensar en comprar, non hai outra posible solución”, indica. El dinero habría que invertirlo sí o sí: vender animales o comprar alimento. 

“O problema de fondo é que os pensos xa levan un tempo subindo de prezo e cando esta situación sexa xeral, veremos como se disparan”, afirma García, que da por perdido el año hidrológico. 

Su compañero, Miguel Gómez, se encuentra en la misma situación. Desde su negocio de Maceda, afirma que “a forraxe das fincas, tanto abonadas como sen abonar, é un 50% menos do que debería haber outro ano  neste tempo”, explica. “Estou facendo a metade de rollos destas herbas que o ano pasado, porque non hai”, apunta. 

El ganadero explica para solucionar esta falta, habría que aportar cereal y pienso, una medida problemática porque “é unha bomba económica”. Además, la subida de precios en conjunción con la sequía, “vainos levar a vender ou sacrificar animais”, lamenta. 

Además, Gómez apunta que los pastores han tenido que ampliar su trayecto de 500 metros a dos kilómetros para que el ganado pueda beber.

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