A Lisardo Ramos Sandiás, párroco de Santa Teresita, los más de 260 feligreses que le rindieron homenaje conmemorando sus bodas de oro sacerdotales no consiguieron arrancarle una lágrima, aunque sí alegrarle el corazón y transmitirle la satisfacción de verlos a todos reunidos durante un almuerzo organizado en el colegio Divino Maestro.
Antes de la comida compartieron con él una eucaristía y le agasajaron con regalos tan especiales como videomontajes sobre su vida, una bendición especial llegada de manos del Papa Benedicto XVI, un cuadro con la imagen de la parroquia o una chaqueta negra para poner encima de su sotana, como acostumbra.
