Dolores Bravo, de 69 años, fue maniatada y amordazada en su casa de A Granxa a plena luz del día, mientras los ladrones, una mujer y dos hombres, sólo pudieron llevarse un móvil y dos relojes

Tres encapuchados asaltan una vivienda de Carballiño

Vivienda de A Granxa donde se perpetró el asalto. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Una vecina de la localidad de A Granxa, en la parroquia carballiñesa de Seoane, sufrió un asalto cuando se encontraba sola en la planta baja de su vivienda, en la mañana del pasado jueves. Dolores Bravo Rodríguez, de 69 años, oyó ruidos en el interior de la casa cuando fue sorprendida por tres personas, con sus rostros ocultos bajo un pasamontañas y la obligaron a subir a la planta de arriba.
Allí le propinaron unas bofetadas, para luego amordazarla y atarla a una silla, que arrimaron a una cocina de leña para inmovilizar por atrás sus manos en la barra frontal de ésta, de material férreo. Si bien los desconocidos utilizaron una cinta plástica de alta resistencia, Dolores Bravo comentó que 'puden soltarme unha man, pero déronse conta e volveron a atarme máis forte'. En la mañana de ayer, todavía tenía vendadas ambas muñecas, que se lesionó al querer forzar la liberación de sus brazos.


SIN VALOR

Mientras, los asaltantes, entre los que reconoció la voz de una mujer, revolvieron armarios y cajones para finalmente encontrar una antigua caja fuerte, cuya puerta forzaron utilizando una sierra radial (que corta metal y piedra). En el interior, sólo había documentos sin valor, y no el dinero o joyas que seguramente presumían, de modo que se apropiaron de un teléfono móvil fuera de uso y de dos relojes de pulsera. A continuación, los tres encapuchados se dieron a la fuga por la parte de atrás de la vivienda, ya que un testigo declaró que había visto un vehículo estacionado en esa zona, apartado de la carretera que comunica el núcleo de Seoane con la parroquia de A Piteira.

Dolores Bravo permaneció inmovilizada en la silla durante una hora y media, aproximadamente, ya que en torno al mediodía, una vecina de la misma aldea de A Granxa comprobó que las puertas de la casa estaban abiertas (se accede desde una verja de hierro a un patio interior).

Tras llamar varias veces y no obtener respuesta, esta vecina decidió entrar y se encontró a la víctima en la planta alta de la casa, logrando liberarla de sus ataduras. Tras comunicar el hallazgo, otra vecina llamó por teléfono al esposo de Dolores, Tomás Barrosa, que se encontraba en el establecimiento que regenta su hijo en la avenida del Balneario de Carballiño.

Tras ser trasladada al Centro de Salud, le aplicaron unas curas en el rostro y le vendaron las muñecas, ya que no presentaba otros síntomas de agresión, si bien estaba asustada. A primera hora de la tarde del jueves, Tomás y Dolores se desplazaron hasta el cuartel de la Guardia Civil de Carballiño para presentar la correspondiente denuncia, cuyas diligencias corren a cargo del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número dos de la villa.

Según las primeras pesquisas de los investigadores, todo apunta a que los asaltantes sean personas de la zona, por su conocimiento del entorno rural y su deseo de pasar desapercibidos.

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