“Es duro porque tienes que elegir entre salud y economía”

En el bar “Auria Vella”, ubicado en el barrio de A Ponte, recibieron el nuevo año con la ilusión de que su facturación pudiera volver a asemejarse a la de antes de la pandemia, y para eso cobraba gran importancia la Noche de Reyes, una de las que deja mayores cajas del año. Sin embargo, el día 2 de enero tuvieron que tomar la difícil elección de cerrar por un contacto estrecho, a pesar de que ninguno de los trabajadores llegó a contagiarse, pero como relata su dueña, Andrea Bahamonde, “fue una decisión por precaución”. “Dieron positivo mi pareja y su hijo, y también la madre de mi pareja. Como estaba en contacto con ellos, decidimos cerrar porque podía contagiarme, ser ansintomática, venir al bar y contagiar a alguien sin saberlo”, destacó. Para ella, al igual que para el resto de profesionales, mantener su negocio cerrado durante una semana tuvo serias consecuencias sobre su bolsillo, aunque este no es la prioridad: “Es duro porque al final tienes que escoger entre la economía y la salud. La economía es importante, pero la salud está por encima”. La salud manda, pero los ingresos no son cosa menor, sobre todo para un sector que lleva casi dos años luchando para mantenerse a flote. “A final de mes no vas a facturar lo que tienes que facturar, y es que llevamos dos años que solo ganas para pagar facturas y sueldos. Capacidad de ahorro no hay ninguna, siempre tienes la esperanza de que esto va a pasar y podremos volver a lo de antes”, agregó Bahamonde. Pese a su contacto con casos positivos, nunca llegó a contagiarse, por lo que no pudo obtener la baja médica y tuvo que asumir de su bolsillo el coste de mantener el bar cerrado toda una semana, si bien destaca la buena actitud de los clientes que tenían una mesa reservada para la noche del 5 de enero. “Los clientes a los que le tuve que anular la reserva se portaron genial, porque se comprometieron a hacerla después de Reyes, al final no lo facturas ese día, pero lo vas a facturar a lo largo del mes, la gente está comprometida”, valoró. Y comprometidos están también los tres empleados que trabajan en el bar, quienes pusieron de su parte para que el cierre tuviera la menor repercusión posible en las arcas del negocio. “Asumí de mi bolsillo todo, a los chicos les dije si no les importaba coger ya las vacaciones, y aceptaron. Ellos también están colaborando con la empresa, la situación es complicada, ellos cogieron cada uno sus siete días de vacaciones y para adelante, no queda otra”, aseveró. Clientes concienciados En este establecimiento consideran que los clientes están concienciados con todas las medidas para prevenir el avance de la pandemia, ya que mantienen la mascarilla puesta en todo momento, salvo a la hora de consumir, y guardan la distancia de seguridad. “Con el pasaporte covid, ya somos todos conocidos, porque esto es un barrio, sabemos quien está vacunado y quien no, y el que no lo está ya no viene”, relató. Algunos consumidores acuden “todavía con miedo”, motivo por el que extreman las precauciones en el local, para que vuelva la confianza, aunque la afluencia está siendo buena. La clientela apoyó la decisión de cerrar pese a no llegar a confirmarse el contagio, y es que como ella misma cuenta “al final tienes que pensar en la gente”. “Cuando abrí, nuestros clientes me dijeron que fue lo mejor que pude haber hecho”, concluyó. Una vez pasada la semana de rigor, el “Auria Vella” volvió a abrir sus puertas, y allí seguían los habituales apoyando a la hostelería local. El deseo de todos es el mismo: que la pandemia remita y que no haya que volver a elegir entre salud y economía.