La escopeta sigue sin ser 0,0

En la Ley de Caza de Galicia se insiste hasta tres veces en que está prohibido salir al monte con un arma bajo la influencia del alcohol o las drogas… pero en ninguna de las 46 páginas que ocupa el texto se fija una tasa máxima. Esta falta de desarrollo en la legislación se traduce, en la práctica, en un vacío legal que impide llevar a cabo acciones prácticas contra aquellos cazadores que incumplan la ley: lo denuncian ecologistas y agentes medioambientales, que conviven con esta legislación desde hace siete años. José Manuel Prendes es agente forestal y miembro de Aprafoga, la asociación gallega que agrupa al sector. Pasa buena parte de sus días recorriendo el monte, y reconoce que siente “impotencia”. Se compara con los agentes de tráfico -al volante, los conductores no pueden superar los 0,25 miligramos de alcohol por litro en aire espirado- y se despierta cierta envidia. “Como non temos unha táboa obxectiva -apunta Prendes- non podemos asegurar que a persoa estea a incumprir a lei; aínda que vaia bébeda como unha cuba, dirache «Demóstrao», e ti non podes”. Este “baleiro legal” -como lo define Prendes- cobra urgencia debido al potencial peligro que se desprende del uso de armas de fuego. Según los últimos datos ofrecidos por el Gobierno, Galicia fue la cuarta comunidad autónoma que registró más accidentes de caza en 2020, con 9 muertos y 47 heridos por disparos accidentales. “Os axentes ambientais enfróntanse cun caderno e un bolígrafo a xente armada, que vai polo campo con escopeta e impunidade total", critica el ourensano Alberto Rivero, miembro de Ecoloxistas en Acción. La alusión a la libreta y el bolígrafo no es una exageración: los agentes medioambientales y los del Servicio de Protección de la Naturaleza (Pacprona) denuncian también que, además de que no haya tasas máximas, ellos tampoco tienen alcoholímetros. “A lei non deixa claro se nós temos a potestade de realizar as probas, e por iso só teñen alcoholímetros os axentes de Tráfico”, explica Prendes, entristecido porque este modelo -que la ley diga algo, pero no lo desarrolle ni concrete- “é moi habitual no monte, tamén en puntos como a xestión cinexética ou a ordenación de territorios para cazar”. Los cazadores, de acuerdo Junto a ecologistas y agentes medioambientales, la tercera pata en este debate son los cazadores, que reconocen la necesidad de concretar la legislación. “Obviamente, nós estamos a favor de que se fagan controis e avogamos porque a taxa de alcol para saír a cazar sexa 0,0”, asegura Antonio García Reinoso, presidente de la Delegación en Ourense de la Federación Galega de Caza. “No deporte da caza empréganse armas, é necesario que teñamos todos os sentidos postos na actividade e manteñamos intactas nosas facultades psicofísicas”, insiste García Reinoso, apelando al “sentidiño”. Florencio Blanco, presidente de la asociación Unitega, en Laza, coincide, con matices: “Personalmente me parecería algo excesivo que tuviéramos el mismo límite que para conducir, pero me parece estupendo que se ponga un tope”.