Leyendo un libro. Así era como José García Juncal recorría a pie la distancia que separaba su casa del hospital donde ejerció durante toda su trayectoria profesional como otorrinolaringólogo y que actualmente continúa en Cosaga
José García Juncal, Dr. Juncal, es conocido por todos por su trayectoria como afamado otorrinolaringólogo en Ourense. Criado en Bueu, se decantó por estudiar medicina cuando todos sus amigos querían trabajar en el mar, “que era con lo que se forraban comparado con lo que yo ganaba como médico”, pero su sueño de ser médico viene de una contraposición de ilusión y desgracia, “casi toda mi familia era ciega y sorda, y yo, pensando que podía hacer algo, no quería oír de ser marino, solo médico porque creía que podría ayudar de alguna manera”. Creció y se dio cuenta de que la medicina era mucho más compleja, pero cesó en su empeño y consiguió plaza de Otorrino a pesar de lo complicado que era. Y esa plaza fue la que lo hizo recalar en la ciudad de Ourense donde él, hombre de mar, al principio “sentí una enorme tristeza porque la ciudad vivía de espaldas al río y no podía entender cómo era posible cerrar los ojos al discurrir del Miño”. Ahora, jubilado de la Seguridad Social desde hace un año y medio, disfruta intensamente de sus aficiones, la lectura, la escritura y la cocina. Pero, hablando, descubrimos muchas más. Tantas que nos hace pensar que el tiempo, es cuestión de saber gestionarlo.
Una de sus aficiones es la lectura, ¿algún género en particular?
Leía todo lo que caía en mis manos, pero como ahora estoy escribiendo mi propio libro, leo menos y para decantarme por uno u otro, necesito referencias tanto del autor como de la historia. Hubo un momento de mi vida que era tan compulsivo leyendo que el libro que cogía un día tenía que terminarlo ese mismo día. Iba de mi casa al hospital o a Cosaga leyendo por la calle. Un día incluso me di un “leñazo” con una farola por ir demasiado centrado en un libro.
¿Recuerda el primer libro que leyó? ¿Y el último?
El primero, uno basado en mi pueblo, escrito cuando Gonzalo Torrente Ballester vivía en Bueu y tenía mucha relación con una familia amiga mía de la zona,“Los gozos y las sombras”, los tres tomos. Y el último, haciendo memoria, “La devoción del sospechoso X”, del autor japonés Keigo Higashino. Lo que me recuerda otra manía, procuro que cuando empiezo a leer un libro conocer ya el final de la historia que escribió el autor. Y este fue el único autor que me engañó magistralmente en el desenlace.
¿Algún libro que le haya marcado especialmente o que recomendaría?
Varios. “Corazón”, de Edmundo De Amicis es un libro que se lo regalo a todos los niños de 8 o 19 años, que debían de leerlo hasta los profesores. Un libro de cabecera y obligado. Uno que me sorprendió hace muchos años cuando empezaba a leer libros más rebuscados y no solo todo aquello que caía en mis manos, “La vorágine” de José Eustasio Rivera que me hizo pensar en lo difícil es la vida y me dejó muy triste. Uno corto, “El teniente Gustl”, de Arthur Schnitzler, uno cortito que me dejó impresionado.
¿Lee en dispositivo electrónico o papel?
¡En papel! Me niego a leer en una Tablet.
Lo que no muchos saben es que está en proceso de escribir un libro.
De momento lo saben (sabían…) dos personas. Se puede decir que es la historia de mi infancia, lo que estaba pasando en aquellos tiempos de la postguerra, las dificultades que había a mí alrededor. Narra la vida de una familia que tiene que emigrar, otros ir a la mar y un chico tiene la suerte de estudiar. Me acuerdo mucho de Rosalía de los campos de Castilla, que es donde emigran, otro tiene que trabajar de marinero, pero con la mala suerte de que lo encarcelan por una serie de acontecimientos, y otro estudia, pero con sus problemas.
¿Y para cuándo verá la luz?
Estoy en fase de desarrollo de conflictos tras ir informándome detalle a detalle. Cuento que en un año lo tenga listo.
¿Algún ritual cuando escribe?
Escribir en pluma y con tinta sepia. Es algo que incluso con los informes médicos que hago para los pacientes, los hago a pluma y a mano.
Tampoco se defiende mal en la cocina.
Me relaja mucho cocinar, eso sí, no quiero a nadie en mi cocina mientras elaboro un plato.
¿Qué receta se le da bien?
El "jabalí”, yo mismo digo que soy "el rey del jabalí", y del “polbo”, porque en Bueu es “polbo” y es el término que deben defender los lingüistas en gallego. A partir de ahí, muchos, desde “Ragut a la Toscana” a “Pollo con salsa de anchoas”.
Y con esto creo que hemos repasado ya sus aficiones...
También hago manualidades, desde lunas para colgar en las habitaciones que brillan en la oscuridad, hasta móviles y otras piezas de decoración con conchas recogidas en mis paseos por la playa, colgantes con conchas de la playa de Lapamán y una perlita, o cuadros. También me gusta nadar, me gusta especialmente hacerlo en agua fría que para eso soy de Bueu, y practicar yoga, algo que he descubierto hace tres años y que me ha hecho mucho bien.
