CRÓNICA

Estado de Alarma en Ourense | En la caja, casi como si nada pasara

Uno de los sitios donde más normas nuevas de seguridad se han establecido desde el estado de alarma, han sido los supermercados (JOSÉ PAZ).
photo_camera Uno de los sitios donde más normas nuevas de seguridad se han establecido desde el estado de alarma, han sido los supermercados (JOSÉ PAZ).
Desde que se decretó el estado de alarma los supermercados siguen abiertos, pero nada en ellos es lo mismo. Las medidas de seguridad, el aforo limitado, las distancias de seguridad; todo es un poco más extraño.

Beep, beep, beep. Nada más hipnótico que los productos al pasar por el lector del código de barras. 27,94. “Si quiere que le embolse la compra tengo que darle una bolsa de las nuestras”. 

De fondo, música variada. Lo mismo suena Ketama que María Carey, así, sin más. Beep, beep, beep. Sería complicado adivinar cuántas veces pita al final de una jornada en la caja del súper. No suena AC/DC, sería impensable que sonara algo semejante, y menos ahora que la gente anda cabizbaja y temerosa; sin embargo, siempre habrá un AC/DC en nuestras vidas. Antes y después del coronavirus, antes y después de que toda esta mortífera pandemia nos cambiara la forma de relacionarnos. AC: ibas al súper siempre agobiado por las prisas y al llegar a la cola te desesperabas si había más de dos personas; DC: es un simulacro de la vida que fue, una añoranza de todas esas cosas que te molestaban. Beep, beep. 1,55 “¿Por qué llevas mascarilla?" ”Por si toséis. Para que no pillemos el virus“, responde María José. El cliente le da un euro y una ristra de monedas de cobre, Uno siente hasta admiración por este señor, menudo, abrigo oscuro y sombrero. No lleva máscara, es claramente un AC. 

OURENSE 27/03/2020.- Historias del coronavirus. Con la cajera del súper.  José Paz

Una sonrisa

Uno se apiada estos días de este oficio, el ejercicio metódico de pasar la compra, cuadrar las cuentas y poner la mejor de las sonrisas. “Hay gente muy amable, educada, pero también hay otros que están ya muy cansados de estar encerrados, y se les nota”. Los súper son otros desde hace unos días. De las compras compulsivas de los días previos al confinamiento, las desasosegantes escenas de las estanterías vacías de papel higiénico, conservas y material de limpieza, a las colas en la entrada, los aforos limitados a 20 personas y las mascarillas por doquier. En la caja, mamparas de seguridad y limpieza en exceso. Junto a los carritos hay guantes de plástico y gel desinfectante, más de uno hace un número para ponérselos y se desespera con razón. 

¿Qué compramos más estos días? “Carne, fruta, fiambres”. ¿Alcohol? “Sí, bastante más, la gente esta muy sola en casa”. Dejar las compras en la caja es una forma de desnudarnos, enseñamos nuestros gustos, nuestros pequeños vicios, y hasta nuestra filosofía de vida. Hacer la compra nos define, por eso es tan importante fidelizar al cliente. 

En muchos supermercados han reducido horarios, en este no. “Es una forma de evitar aglomeraciones”, comenta la encargada. Colas se ven en algunos momentos, pero ya no es la paranoia de los primeros días, y en una franja horaria muy determinada. “La gente hace compras más grandes, para varios días y no tener que andar siempre yendo y viniendo”. Junto a los carros un hombre joven hace una limpieza exhaustiva de la cesta después de ponerse unos guantes. ¿Teletrabajo? “No, vivo en Madrid, me vine porque aquello era la bomba”, dice y se marcha como levitando.

OURENSE 27/03/2020.- Historias del coronavirus. Con la cajera del súper.  José Paz

La imagen del cualquier súper es marciana, como si alguien estuviera ajustando cuentas en nuestras vidas. La higiene de las cajeras, el cliente cabizbajo que mira de soslayo entre las gafas y la mascarilla. Beep, beep, beep. 30,67. María José lleva la mañana con tranquilidad. Acaba de llegar un cliente que pide un envío. En pocos segundos de unos cartones aplanados monta una caja. Pienso por un momento en la gente mayor (en la zona, calle Saínza, hay muchos), gente a la que no tratas, y en estos días te gustaría saber de ellos. Igual después de todo esto hasta nos volvemos más humanos.

Beep, beep. Las cajeras del súper, en estos días de paranoia, son las que interactúan con más gente al final del día. Una mampara, al igual que muchos negocios, les protege, “Al llegar a casa, tanto yo como mi marido vamos directamente a la ducha”. En casa de María Jesús está también su madre y una preciosa niña que no para: “Muy buena, le hemos dicho que en la calle hay un bichito malo, y no se puede salir”. Beep, beep, beep.

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