Los estudiantes de la provincia prefieren ir a clase, con aulas al 70%

Con un horizonte claro: los días 7, 8 y 9 de julio -fechas en las que se celebrará la ABAU- los estudiantes de segundo de Bachillerato de las villas ourensanas apagaron este lunes ordenadores y plataformas virtuales gracias a las que, durante casi dos meses y debido al periodo de confinamiento pudieron seguir formándose desde sus casas, y volvieron a las aulas físicas. Antes de que se implantara la fase 2 en Ourense, la dirección de los distintos centros preguntó al alumnado sobre su intención de volver a los institutos, proceso que, en todo caso, sería voluntario y con el objetivo de solventar dudas o reforzar materias. Sin embargo, la opción presencial fue la elegida, aproximadamente, por el 70 por ciento de los encuestados y los pupitres de bachillerato volvieron a ser ocupados entre el pasado lunes y ayer martes -en algún centro se aprovechó el lunes para acondicionar y delimitar espacios y garantizar, de esta manera, todas las medidas de seguridad pertinentes frente al covid-19-. Frente al 50% de asistencia señalado el lunes por Educación como media provincial, en villas como Xinzo, Trives o Celanova la práctica totalidad de los alumnos regresaron a las aulas. Por contra, en Allariz, que ponía la nota discordante, la directora del instituto, Silvia Gaspar, hablaba ayer de una "asistencia mínima" prevista de tan sólo cuatro alumnos. "O alumnado está contento co sistema educativo telemático. Adaptouse ben", aseguró Gaspar. "Ao ser algo voluntario, o tema de volver ás aulas, non se pode obrigar a ninguén a vir, e algúns profesores teñen a dispensa outorgada", añadió la responsable del centro educativo. En Xinzo, la situación era ayer radicalmente distinta. El Instituto Cidade de Antioquía volvía a la vida. "Os rapaces veñen para preparar a EBAU e o profesorado está moi implicado con eles", explicó María Garrido, vicedirectora del centro limiano, quien se lamentó, eso sí, de que las medidas preventivas llegasen "tarde" y fueran "pouco coordinadas cos responsables dos centros por parte das instancias superiores. Nós mantemos todas as medidas de seguridade como o distanciamento interpersoal ou o xel hidroalcóholico. Temos o persoal de limpeza traballando polas mañás e estamos todos con mascarillas". En el Cidade los alumnos -acuden 20 de 26 matriculados- están divididos, a su vez, en otros dos grupos. "Ofertámoslles todos os días clases de reforzo de distintas materias. Hoxe –por ayer- estamos catro profesores", cuenta la vicedirectora. "Intentamos que estén o máis seguros posible, pero supoño que terán a intranquilidade por dentro", añadió. Al Instituto Celso Emilio Ferreiro de Celanova regresaron ayer 20 de los 22 alumnos matriculados en este curso 2019/2020. También acudió todo el profesorado, tal y como señaló el director, Adrián Fernández. Los jóvenes estarán separados en dos grupos para mantener siempre la seguridad en el centro. Uno de los centros de secundaria que hizo pleno fue el IES Xermán Ancochea Quevedo, de A Pobra de Trives: 19 alumnos, de 19. "Vinieron todos los alumnos, tanto ayer como hoy -por ayer martes", aseguraba Francisco García, director del instituto. "Creo que ha sido algo muy positivo para todos ellos, el poder volver en parte a la normalidad y reencontrarse. También para intercambiar dudas y transmitirlas", añadió. En este sentido, el responsable del centro educativo de Trives adelantó que la próxima semana se celebrará allí un simulacro de ABAU para las pruebas definitivas, que se celebrarán en julio. El IES Martaguisela, de O Barco, con una de las matrículas más numerosas de la provincia en segundo de bachillerato -38 alumnos en total- la opción mayoritaria también fue el regreso a las aulas. "En el grupo de ciencias asistieron a clase unos 13 alumnos, y en el de arte 10", apuntaba en la mañana de ayer Eduardo Ojea, jefe de estudios de este centro. Limpieza y desinfección Además de la distancia social, los centros de la provincia reparten mascarillas y gel hidroalcohólico a los estudiantes. El servicio de limpieza acondiciona las estancias y en O Barco, además, el alumnado también colabora en este extremo. "Damos cinco horas de clase e non seis porque entre clase e clase deixamos 10 minutos para que os profesores e alumnos hixienicen mesas e sillas para os seguintes que entren nas aulas", cuenta Eduardo Ojea. Por otro lado, en Celanova, Adrián Fernández asegura que no se reparte ningún papel o fotocopia y que cada estudiante se limita a estudiar con su propio material, sin compartirlo en ningún caso. En Trives, la dirección del centro, además de implementar las medidas que obliga el protocolo de la Xunta, se habilitó una sola ala del edificio de uso. "En principio solamente empleamos ciertas estancias del centro, que están totalmente higienizadas", puntualizó Francisco García. Otro de los aspectos consultados a los alumnos fue la posibilidad de acudir a las aulas al no haber transporte escolar. En este sentido, la mayoría son trasladados a los centros por sus progenitores o acuden en sus propios vehículos-en el caso de algún repetidor-. Problemas de conexión en zonas rurales Los docentes de la provincia continuarán, pese a que en la actualidad imparten clases presenciales en segundo de Bachillerato, con la teleformación en el resto de niveles. La crisis del covid-19 puso de manifiesto, según apuntó Francisco García, que varios estudiantes vivían en "zonas de sombra" de Internet. En Trives, al inicio del confinamiento, se realizó un sondeo para ver qué problemas existían en el entorno en este sentido. "A través de la consellería repartimos 12 ordenadores más 'kits' de Internet para solventar este problema", recuerda el director. "Creo que, tras esta acción, la teledocencia se consiguió implementar aquí al cien por cien", añadió. En Xinzo, María Garrido, observó la misma problemática. "Había zonas onde a cobertura era moi baixa e alumnado que non tiña wifi ou material correcto. Costounos un pouco traelos a todos ao día", dijo la vicedirectora del instituto. "En O Barco o que vimos nalgún caso é que varios irmáns tiñan só un PC, pero bueno, arranxaronse e tamén deixamos ordenadores", apuntó Eduardo Ojea.