La patronal del ocio nocturno lo advertía a principios de mayo. El fin del toque de queda sin la reapertura de pubs y discotecas traía un efecto adverso: la proliferación de macrobotellones. Y la tendencia que se ha ido expandiendo por toda España también va a más en Ourense. La noche de este sábado, la céntrica praza de As Mercedes, uno de los epicentros de las grandes concentraciones para beber hace 15 años, vuelve a ser ahora la receptora de decenas de jóvenes deseosos de continuar la fiesta después de la 1 de la mañana, hora límite para la hostelería.
Se contaban por decenas los grupos que pasadas las 2 de la mañana bebían, cantaban e incluso se bañaban en As Mercedes. Todo ello pese a que las reuniones de personas no convivientes tanto en espacios abiertos como cerrados están prohibidas desde la 1,00 hasta las 6,00 horas.
Los botellones se expanden por toda España, donde tampoco se ha reabierto el ocio nocturno desde agosto de 2020, una decisión acordada entonces por Gobierno y comunidades y plasmada en un decreto que debería ser revertido por el propio Ejecutivo para permitir su reapertura. Solo la Comunidad Valencia se libra de los botellones, al haber mantenido el toque de queda desde la 1 de la mañana, avalado por la Justicia.
El propio presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, reivindicaba esta pasada semana a iniciativa autonómica para concretar con el sector del ocio nocturno una "experiencia piloto" sobre cómo abordar su regreso a la actividad e invitaba al Gobierno central a autorizar la reapertura.
"Ya hay distintos voluntarios dispuestos", indicó sobre los negocios participantes, puntualizando que el protocolo será "bastante exigente" sobre los aforos o el "comportamiento dentro" de esos establecimientos.
En todo caso, puntualizó que la clausura de locales como pubs, salas de fiesta o discotecas "una decisión de cierre hecha por el Gobierno central" que " se publicó en un Boletín Oficial del Estado en agosto de 2020". Por ello, ha subrayado que hasta que el Gobierno "autorice el ocio nocturno, aunque quisiéramos, no podríamos abrir ningún local".
Este fin de semana, localidades del País Vasco, Madrid o Barcelona, donde fueron desalojadas 3.500 personas, también sufrieron las consecuencias del botellón.
