No faltaba tiempo: el problema es el dinero

La falta de capacidad para ejecutar el presupuesto en las obras llegó en ejercicios a menos del 25 por ciento

 

La historia del trazado de alta velocidad a Galicia semeja a la de una novela por entregas en la que cada autor, cada ministro de Fomento, fue enmendando a su predecesor.

El primer capítulo, firmado por Álvarez Cascos, pretendía aprovechar buena parte del trazado de la actual línea convencional de Zamora, aplicando la doble vía para la cual había sido diseñada hace casi un siglo y realizando algunas mejoras en tramos concretos que permitiesen elevar la velocidad comercial. Su plan no necesitaba más tiempo que el que había estimado en inicio. 


La falta de capacidad para ejecutar el presupuesto en las obras llegó en ejercicios a menos del 25 por ciento


Magdalena Álvarez no hizo gran cosa, solo demorar las obras mientras avanzaban en el AVE a Barcelona y a Valencia. José Blanco, en cambio, reformuló el trazado entre Ourense y Sanabria, no solo por la variante exterior ourensana, también por la creación de un trazado verdaderamente de alta velocidad, pensado para circulaciones a más de 300 kilómetros por hora, en la mayoría de los subtramos, hasta 350. Las reformas substanciales del plan Blanco justificaban el retraso hasta 2015. Pero la crisis frustró las expectativas de aquel horizonte, con un mapa ferroviario en el que, además se estaban construyendo otras líneas. Entre diciembre de 2009 y noviembre de 2011 se licitaron la mayor parte de los subtramos entre Ourense y Lubián. Los del trazado entre Olmedo y Zamora y Zamora y Lubián estaban prácticamente todos ellos o adjudicados o licitados también en esas fechas.

Pero la realidad demostró que el margen de tiempo que se había dado Blanco para la finalización de las obras no era suficiente para cumplir el objetivo. El tiempo llegaba de sobra: los 471 kilómetros del AVE Madrid-Sevilla se resolvieron en cuatro años y aquí había seis. Pero lo que faltaba era el dinero. Desde que comenzó la crisis, en 2008, las cantidades que se asignaban en los presupuestos generales del Estado a las obras de la alta velocidad gallega no tenían nada que ver con las cifras que se ejecutaban realmente, hasta llegar ejercicios en los que el gasto real en obra era inferior al 25 por ciento de lo que estaba escrito en el papel.  La mayoría absoluta de la que disfrutó Pastor no le garantizó más recursos al AVE. Al contrario, llegó con la rebaja. Íñigo de la Serna dio un vuelco a la situación y aceleró en meses lo que llevaba años en estado letárgico. José LuisÁbalos, tendrá que lidiar con el tiempo, el dinero y la precaria situación política de un gobierno en minoría.

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