La actriz ourensana ha sido elegida por sus compañeros de profesión para recibir el premio de honor de los Mestre Mateo, como reconocimiento a su trayectoria laboral y artística.
La actriz ourensana Fely Manzano ha sido elegida por sus compañeros de profesión para recibir el premio de honor de los Mestre Mateo, como reconocimiento a su trayectoria laboral y artística.
¿Qué supone este premio?
Una alegría enorme, porque es el reconocimiento de todos mis compañeros, así que es un premio muy bonito porque es de la profesión. Aunque hay otros que te halagan, como los que recibió un corto en el que participé, dos de los cuales fueron entregados por Ridley Scott y Coppola.
Como pionera de las series televisivas, ¿qué supuso su aparición para la profesión?
Fue un salto muy importante, porque aquí en Galicia había muchos grupos de aficionados que estaban empezando y preparados para dar el salto a lo profesional. Para los que estábamos trabajando en ese momento fue un trampolín, y empezamos en televisión todos los que estábamos en el teatro, porque en ese momento no había cultura de lo audiovisual.
¿Cuál es su personaje televisivo favorito?
Fueron muchos, y cada uno de ellos supuso experiencias distintas. Les coges a cada uno de ellos mucho cariño. Pero a mí, no es que fuera el favorito, pero me marcó mucho el de Platos Combinados. Fueron once años en pantalla. Y no es que fuera el favorito ni el más bonito, pero sí fue el más largo y entrañable y el más reconocido por todo el público.
¿Cuándo sabe que quiere ser actriz y cómo lo logra?
De pequeña. Mi padre era operador cinematográfico y tramoyista, y trabajó en los cines Losada y Xesteira. Así que siempre que necesitaban alguna niña o niño, cuando venían las compañías de Madrid para un momento determinado o una zarzuela, iba siempre yo; por lo que empecé de muy pequeña a salir al escenario con las compañías que venían de Madrid y después ya nos vinimos a vivir A Coruña. Aquí empecé a formar parte de varios grupos de teatro, primero aficionados, y luego ya llegó el salto a lo profesional en teatro, que lo dí con el inicio del Centro Dramático Galego con la obra "As tres irmás", de Chejov.
¿Qué cambio supuso ese salto?
Es muy evidente. Trabajas igual con las mismas ganas y pones la misma ilusión y en aquellos años en el teatro aficionado ya éramos muy disciplinados. Así que en la manera de trabajar y en las exigencias, la cosa era parecida. El cambio donde más se notó fue en los honorarios, que empiezas a cobrar.
¿Cómo ve la evolución del teatro gallego?
En estos años, algunas cosas han ido a mejor y en otras cosas estamos peor. Habría que matizar mucho, porque depende de muchos indicadores.
¿Y cómo está el momento actual?
Es un momento muy complicado por la crisis. La verdad es que en este momento se está pasando una factura muy grande al teatro gallego y al nacional, al teatro en general. Después está el 21% del Iva, que nos perjudica mucho. Sin duda, es un muy momento muy difícil el que atraviesa el teatro.
¿Qué proyecto tiene en mente?
He estado un poco parada estos tres últimos años por problemas personales grandes, y ahora estoy empezando ya a encontrarme a mí misma y a salir adelante. En estos momentos tengo toda la ilusión del mundo y unos proyectos del audiovisual para hacer en Madrid, que aún no se pueden concretar por si acaso.
