Fernando Rueda: “El CNI presionó a empresas para pagar el chantaje de Bárbara Rey”

Fernando Rueda Rieu es considerado el mayor especialista en espionaje en España y fue el protagonista del Foro La Región que se celebró este jueves, a las 20,30 horas, en el centro cultural Marcos Valcárcel. Este experto dedicó gran parte de su conferencia a relatar las relaciones personales que tuvo el rey emérito, Juan Carlos I, con los diferentes directores de los servicios secretos a lo largo de los años. El ponente entendió rápidamente que tendría que remontarse mucho antes de la coronación de Juan Carlos I, ya que su relación con el CNI no se entiende sin explicar cómo Franco espió a “Juanito” desde que este tenía 10 años, en 1948. “Ahí se da cuenta de que tiene que tener mucho cuidado”, explicó Rueda. Un ejemplo de este control al emérito es su viaje a Perú con la Armada, “en el que se enamora de una miss universo y a la que cada día le escribía una carta”. Estas cartas nunca tuvieron respuesta, ya que iban a parar directamente a Franco, que se mofó del joven Juan Carlos en su regreso: “¡Juan Carlos, hay que mejorar esas faltas de ortografía!”, le dijo el Caudillo. La situación era tal de que no se fiaba de nadie en la Zarzuela. De esta forma, el emérito se percató de que “iba a necesitar a los espías para mantenerse en el trono”. Rueda comenzó a relatar las relaciones del emérito con los directores de inteligencia. El primero al que “pone” Juan Carlos es Emilio Alonso Manglano, ya que era uno de los pocos militares que asistió a su boda en Grecia. Así, Rueda contó cómo los servicios secretos “intervinieron y presionaron a Javier de la Rosa en 1997 para minimizar el daño que le podía hacer al rey, a quien había entregado dinero”. El tiempo pasó y llegó Aznar, que coloca al frente del Centro Superior de Información de la Defensa (antiguo CNI), a Javier Calderón. Fue en esa época en la que una mujer amenazaba la seguridad del Estado: la artista Bárbara Rey. Al principio de este “chantaje, fueron los amigos del emérito los que fueron pagando, y fue después cuando entró el CNI”. Además, “también se presionó durante años a grandes empresas de este país para aportar dinero”. No fue hasta la llegada de Zapatero que se puso fin a estos pagos. Además “se le hace saber a Bárbara Rey que ‘esto se ha acabado”. El siguiente director es Jorge Dezcallar, con el que se realiza el control de la Fundación Nóos a Urdangarín. “Una vez al mes, miembros del CNI acudían a la Fundación para controlar que todo estuviese seguro”, explica Rueda. Seguidamente, llega Alberto Saiz, “el único que no es elegido por Juan Carlos”. Es Saiz el que tiene que gestionar toda la relación del emérito con Corinna Larsen. Este director del CNI le comenta a Juan Carlos que “Corinna es una interesada que solo le traerá problemas”, pero Juan Carlos decide ignorarlo. “Si le hubiera hecho caso, probablemente seguiría siendo rey”, manifestó Rueda. De la conocida reunión “de presión”, de Saiz con Corinna en Londres, “es perfectamente conocedor el por entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Es más, es él el que autoriza dicho encuentro”. Así, el ponente destacó en repetidas ocasiones que “los jefes de Gobierno conocen en todo momento lo que está haciendo el CNI y son ellos los que lo autorizan”. “Los presidentes del Gobierno conocían lo de Bárbara Rey, sabían que Juan Carlos se quedó dinero cuando consiguió petróleo en la crisis del 74”, resaltó Rueda. Al final, resume que todos los jefes de Gobierno, desde Adolfo Suárez hasta Mariano Rajoy -último que coincidió con Juan Carlos I- conocían todas las idas y venidas del emérito que podían poner en riesgo la seguridad nacional, “pero no toda su vida”, puntualizó. Sobre cómo ha cambiado la vida de los espías del CNI con la marcha de Juan Carlos y la llegada de Felipe VI, Rueda explicó que estos piensan que “ahora es todo muy aburrido, porque no tiene problemas de dinero, ni relaciones peligrosas para la seguridad del Estado ni tiene amistades peligrosas. O por lo menos de momento”. "EL 11M FUE UN ERROR DEL CNI Y LA POLICÍA" En el turno de preguntas, se abordaron otros temas relacionados con el espionaje. Uno de ellos es el 11M, del que Rueda indicó que “fue un fallo del servicio secreto, la Policía y la Guardia Civil”. Relató como tenían al cabecilla localizado, “pero de repente le pierden la pista”. Una semana antes, desaparecen muchos contactos de este líder. Tres días antes, emiten una orden de busca y captura, ignorada por la Policía. Con todo, reconoce que “el CNI seguro que ha impedido cientos de atentados, son realmente buenos en lo suyo”.