La fiscal sobre el cura acusado de abusos: "Existe un patrón"

Serafín  E.R., en el juicio en el Penal 2. Xesús Fariñas
photo_camera Serafín E.R., en el juicio en el Penal 2. Xesús Fariñas
Un joven testificó que a él, cuando era pequeño, el párroco de Avión le pidió una foto sexy

La fiscal y la letrada de la acusación particular pidieron prisión (hasta tres años reclama el denunciante) para el cura de Avión Serafín E.R., que no perdió el “don” durante toda la vista, tal como ocurrió en la primera sesión. Ayer se reanudó la sesión para ser juzgado por abusos sexuales a un niño de 10 años (hoy ya adulto) al que preparaba la comunión en un especie de catequesis exprés en el verano de 2006. En la segunda sesión de juicio en el Penal 2, se escuchó, a través de una videoconferencia desde México, el testimonio de un joven al que el párroco le solicitó unas fotos cuando era pequeño y lo llamó por teléfono. “Primero me pidió en un mensaje de texto una foto normal y se la envié; después una sexy y ya se lo conté a mis padres”, relató el joven. No pasó de ahí -precisó- y, tras los reproches de sus padres al sacerdote por su conducta -”hubo palabras mayores”, aseguró la madre-, las aguas volvieron a su cauce. El mismo cura hizo la comunión al resto de hermanos y  ayudó al testigo cuando se casó.

También compareció la psicóloga que atendió a la víctima en dos ocasiones a lo largo de 2017, cuando el joven A.G.D. dio el paso de denunciar. Esta profesional lo derivó a Psiquiatría porque “su estado anímico era muy bajo”. El joven aludió a los tocamientos del cura cuando preparaba la catequesis en la casa parroquial, pero no abordaron este tema “porque en ese momento los síntomas depresivos eran suficientemente graves para someterlo a elementos traumáticos”, explicó. En esas entrevistas, eso sí, la psicóloga apreció una relación tensa del paciente y su progenitora. “Me dijo que su madre no había sabido ver la señal”, añadió. 

 La fiscal, en su exposición final, reclamó una pena de dos años de cárcel para Serafín E.R., además de la prohibición de aproximación y comunicación con el denunciante durante tres años y una indemnización de 10.000 euros. La acusación particular reclama un año más de prisión, tres, así como amplía el alejamiento a cinco años con la inhabilitación absoluta para el ejercicio de sacerdocio durante cinco años y otras actividades relacionadas con menores. El imputado fue apartado del ejercicio del ministerio sacerdotal así como de las clases de Religión que impartía en el colegio  hace tres años, cuando se supo que la denuncia llegaría a juicio.

Para la representante del Ministerio Público, la declaración del testigo de ayer, relatando otro episodio de índole sexual, evidencia “un patrón de comportamiento con los menores” por parte de un señor, enfatizó, “que impartía catequesis”.  “En esa familia corrieron un tupido velo  pero  A. no quiso cerrar el cajón de los recuerdos”, aseguró la fiscal.  

La acusación pública dio plena validez a la declaración del perjudicado, recalcando que tenía 10 años cuando ocurrieron los hechos y “se produjo un claro ataque contra la indemnidad sexual de una persona frágil”.  Recordó que, además del episodio que relata el joven de que un día lo recibió en calzoncillos porque hacía calor y que le tocó los genitales cuando le acarició las piernas -le decía que “eran muy bonitas”-, “la víctima percibió  desde el primer día un ambiente sexual en la catequesis”.

La defensa, por su parte, enfatizó que “un análisis riguroso de los datos de la causa no permiten vulnerar la presunción de inocencia” del acusado. Presentó al denunciante como una persona “con una infancia problemática”, porque tuvo que vivir en varios países, que sufrió acoso y hasta aludió a su sexualidad.  También lo acusó de querer notoriedad y de animadversión a la Iglesia.  Y hasta puso en duda su relato debido al tiempo transcurrido.

La acusación particular aludió a los padecimientos sociales que ha ocasionado esta denuncia al chico.

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