AGRESIÓN SEXUAL

La fiscal pide 12 años de prisión por abusos a la hija de su expareja

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photo_camera El inculpado será juzgado en la sala segunda de la Audiencia.

El inculpado ya fue condenado en 2016 por tocamientos a dos menores

Víctor P.F. regresará de nuevo al banquillo de los acusados de la Audiencia en el mes de abril para ser juzgado por un delito de abusos sexuales por el cual la fiscal reclama una pena de 12 años de prisión. El inculpado ya fue condenado en julio del pasado año a cuatro años de cárcel por tocamientos libidinosos a dos menores que jugaban en un parque de A Gudiña en junio de 2015, pero la sentencia está recurrida en el Tribunal Supremo.

Los hechos que sustentan este nuevo proceso se judicializaron en febrero de 2015 cuando la hija menor de su expareja, que hoy tiene 16 años, intentó suicidarse. Fue en ese momento cuando relató la agresión sexual, asegurando que el inculpado, desde que ella tenía ocho años, aprovechaba las ausencias de su madre o bien cuando la trasladaba a casa de su padre biológico o con la excusa de dormir la siesta en la parte trasera de la furgoneta para realizar actos libidinosos: masturbarse delante de la menor, frotamiento de los genitales o el visionado de material pornográfico.

La joven cuando relató los hechos ante la Policía Nacional aseguró que no lo había contado antes por amenazas del tipo: "Si lo cuentas, tú y tu madre os vais a ver en la calle" o "quien te va a creer si lo cuentas".

La fiscal en su escrito de acusación reclama al imputado una indemnización de 80.000 euros para la representante legal de la menor por las secuela de la agresión sexual, además pide un alejamiento de la víctima durante 13 años a 500 metros, además de nueve años de libertad vigilada.

La adolescente, según determinaron los médicos que la examinaron, sufre problemas de sueño, pesadillas, cambios bruscos de conducta, con conocimiento sexuales precoces para su edad e interés exagerado por los comportamientos sexuales de los adultos. Como secuela se apreció un estrés orgánico de la personalidad leve que requirieron un tratamiento psiquiátrico además de su ingreso en una casa tutelada.

‘Acostumbrada a fabular'

Por su parte, el inculpado niega los hechos. Aprecia infinidad de contradicciones en el relato de la menor. Su letrado señala que la supuestas víctima "está acostumbrada a fabular y mentir cada vez que afronta una ruptura sentimental". Así, recuerda que cuando la menor tenía 10 años relató estos mismos hechos pero la Xunta, que abrió un expediente de protección, acabó por archivar el caso. 

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