Con la desaparición de Enrique Reza, Ourense pierde a un referente profesional que marcó las diferencias en el oficio a fuerza de practicar un periodismo sincero, marcado por la proximidad y el respeto hacia las partes.

Fotos llenas de honestidad

Hay historias que sedimentan en su entorno como los posos del café, caprichosos, pero firmes. Un periodista no interviene en la realidad de un lugar pero sí ayuda a definirla, a tejer un relato de oficio sobre ella. Es la labor del fotógrafo de provincias: un trabajo rutinario, cincelado en la constancia, a veces tedioso, pero reconfortante en el tiempo, si este se hace de verdad y con el justo protagonismo, como fue el caso de Enrique Reza (1932-2013).
El periodismo de Reza tenía el calor de lo próximo, la objetividad de la distancia precisa. Alejado de la aparatosidad, el estruendo y la inmediatez que vendría más tarde, sus imágenes se encuentran construidas a fuerza de sinceridad y realismo cotidiano. Marcó una época en la propia historia de la ciudad, la que tuvo lugar a partir de los sesenta en la que entró en juego en el diario La Región, y allí hasta su jubilación en el año 1997.


LO TRÁGICO

La profesión en un escenario como el ourensano y en una época como la que a él le tocó desarrollar estuvo marcada por un periodismo de definición, que en los setenta mantenía su punta angular en los sucesos más que en otro tipo de acontecimientos, imágenes crudas y en una estética alejada de la corrección que ahora vivimos, pero son historia y ahí están. Sucesos como los de la ferretería 'El Tornillo' en el que murieron de manera violenta el empresario Antonio Blanco y su sobrino José Luis Rodríguez, en circunstancias 'oscuras' y nunca aclaradas, pero que la interpretación del hecho por el obispo Temiño indignó a la ciudadanía, que se echó a la calle.

La provincia, más llena de vida que ahora, estaba cargada de historias que contar, a las que siempre se apuntaban la épica y el asombro por el relato de los hechos. Como la del niño Javier Pérez Chana, de Paredes de Montederramo, que en 1981 se perdió en el monte y pasó la noche de un frío 15 de enero abrazado a su perro. Hasta allí fue Enrique a 'consumar un abrazo' cuya historia giró por múltiples rotativos y dio que hablar lo suyo; historias que enternecen.

Accidentes, algunos tremendamente dolorosos como los del autobús escolar en Vilamartín de Valdeorras en el que murieron doce niños.

Con la llegada de la democracia, el escenario político reflejó un panorama bien distinto al vivido hasta la fecha con Franco como protagonista y su presencia en inauguraciones. La legalización de los partidos políticos, las primeras elecciones generales, el referéndum constitucional, las elecciones autónomicas... comenzaron a definir un calendario político marcado en Ourense con la presencia de aquellos protagonistas de los nuevos tiempos, como Enrique Tierno Galván, Santiago Carrillo, Adolfo Suárez o Manuel Fraga, primero como líder nacional de AP y después como candidato a la Xunta.

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