Francisco Sabucedo (Castrelo de Miño, 1920), al que sus allegados llaman Paco, es el fundador de una saga familiar dedicada a la asesoría y la correduría de seguros.
Francisco Sabucedo (Castrelo de Miño, 1920), al que sus allegados llaman Paco, es el fundador de una saga familiar dedicada a la asesoría y la correduría de seguros. Ayer cumplió 96 años y es la tercera generación quien dirige el bufete que tiene en la calle Colón de Vigo. Nació en Castrelo do Miño aunque llegó a Vigo con tan solo 14 años. Cabo durante la guerra civil, llegó a ser miembro del servicio secreto militar, aunque nunca ejerció por su pasión por el mundo administrativo. La pesca y la caza están entre sus aficiones, porque aprovechaba esos encuentros para firmar contratos.
¿Cómo fue su primer contacto con la ciudad de Vigo?
Me llevó mi primo, que era el dueño del bar Ribadavia, al lado del café Derby. Vimos nacer ahí la República y conocí a importantes diputados, como Dolores Ibárruri, "La Pasionaria".
Vivió la Guerra Civil siendo usted un adolescente...
Yo dormía en la buhardilla del bar de mi primo. Un día (durante el alzamiento militar) oí un ruido, encendí la luz y abrí la ventana. Estaba la Guardia Civil apuntándome. Mi habitación daba a la antigua cárcel y oía todas las noches gritos de los presos.
¿Por qué decidió hacerse corredor de seguros ?
Mi primo quería que me hiciese cargo del bar, pero yo siempre quise ser administrativo. La formación de parvulitos no era suficiente y fui a la escuela de Artes y Oficios, aunque lo dejé y acabé en las clases particulares de la directora de Escuelas Nieto. Ahí aprendí taquigrafía.
¿Es cierto que su primo le ayudó a conseguir su primer trabajo?
Después de volver de Teruel y Guadalajara, estuve en el quinto reemplazo de la batalla del Ebro, llegué a Vigo y me presentó al director de la Banca Viñas. Me ofreció una plaza fija con incorporación al día siguiente. Pero solo ocho días después me llamaron a filas de nuevo. Tras volver de la unidad de artilleros de A Coruña, me consiguió un puesto como agente técnico de seguros.
¿Duró mucho en ese puesto?
Lo dejé en dos años y me incorporé como inspector de seguros bajo el mando de Fernando Conde. Ahí ascendí a apoderado tras proponerle a la compañía aseguradora que eliminásemos la sobreprima por trabajar en Portugal para aumentar las ventas. A partir de ahí, me dieron permiso para aplicar mis ideas. Tras quedar Fernando Conde indispuesto nos independizamos yo y mis hermanos. En 1993 montamos la actual sociedad.
Su hijo dice que sigue viniendo a la oficina casi todos los días.
En la oficina siempre hay trabajo que hacer y siempre se puede ayudar. Me dedico a escribir, sobre todo cartas al director para Atlántico Diario, que le doy a mi hija para que las mande. También estoy preparando dos libros, del que ya tengo la primera y segunda parte hechas.
