Sin frenos por el Casco Vello

OURENSE (RÚA COLÓN). 10/03/2021. OURENSE. Tráfico rodado nás rúas peatonais do centro da cidade onde os vehículos pasan a gran velocidade a carón dos peatóns. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera Tráfico rodado en las rúas peatonales del centro. FOTO: ÓSCAR PINAL

Mientras el resto del mundo avanza a marchas forzadas para alejar a los vehículos del centro de las ciudades, los coches atraviesan el corazón de Ourense a toda velocidad y a centímetros de los peatones.

Aunque a menudo se olvide, las normas suelen ser tan "engorrosas" de cumplir como necesarias para el bien público. El pacto parece razonable. Hace un año, el alcalde de la ciudad se declaró en rebeldía contra los bolardos en un acto de intuición, sin informes técnicos que le amparasen. "En polvo eres y en polvo te convertirás", dijo el 26 de febrero de 2020 refiriéndose a estas pequeñas estructuras. 

Ahora el polvo lo levantan coches, motos y furgonetas al pasar a toda velocidad y sin inmutarse por calles como rúa Colón o rúa do Vilar, entre carteles cada día más numerosos contra el tráfico de vehículos. Hasta que los arranquen la lluvia, el viento o la mano de alguien, estos mensajes -más visibles que las señales de tráfico, por otra parte- clamarán por el regreso de la peatonalización. 

Uno de los comerciantes de la rúa Colón que han colocado carteles en su escaparate explica que "esto es un desmadre. Hay tráfico a todas horas y a velocidades altas, como si estuviéramos en Progreso. Y además pasan llenos de razón. Como vayas por el medio de la acera hasta te gritan para que cruces al otro lado. Queremos que la cosa vuelva a ser como antes. Desde el día y medio después de bajar los bolardos, esto se convirtió en una jauría. Igual que no vas al río a andar en coche, aquí tampoco puedes", explica. Y, con respecto al modelo de ciudad, concluye con un triste "aquí estamos involucionando". 

“La gente es muy cómoda"

La Asociación vecinal del Casco Vello empezó el viernes a recoger firmas ante el aumento del tráfico -a veces, incluso en dirección prohibida-. 

Carlos Rodríguez, su vicepresidente, lamenta que "desde que se bajaron los bolardos, la gente es muy cómoda. Van los padres en coche a recoger a sus hijos al colegio, que suele ser el les queda más cerca de casa. Todo por no ir andando y acortar su trayecto".

Como locos

Rodríguez resume así la urgencia de la situación: "Van como locos. Ya he visto a chavales salir del local -Rodríguez regenta A Bufarda, una tienda de juguetes- de un salto y quedar su cara a centímetros de algún coche que pasa", recuerda, y después enumera a los depredadores de esta jungla: "Repartidores que van deprisa, coches eléctricos que no escuchas al pasar, vehículos en sentido contrario... En lo que está durando esta conversación, han pasado siete coches. No es normal que hayan eliminado las medidas de limitación sin tener una alternativa". También critica la "mala señalización" y, en un punto y aparte, añade sobre el alcantarillado que "en vez de sumideros, tenemos jardineras". 

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