REPORTAJE

Una funcionaria de cuatro patas

Los funcionarios del Concello de San Cibrao adoptaron hace algo más de tres años a una perra, Cipriana, que es la auténtica protagonista de la vida en la casa consistorial de la localidad.

El ajetreo administrativo no despierta a Cipriana, la perra adoptada por el Concello de San Cibrao que duerme plácida en la entrada de la casa consistorial acostumbrada a que los vecinos le pasen a ‘Cipri’ la mano por el lomo. Allí llegó un día de octubre de 2011, con un año y medio, y las sospechas de los funcionarios de haber sido abandonada.

Mónica Prieto, la edil de Medio Ambiente, coordinó un comando canino de salvamento para dar a la perra un chip, las vacunas y un techo: "Levamos entre todos a iniciativa", afirma. A cambio, ella les dio cinco cachorros. Cuatro para adopción, de los cuales uno se lo quedó el alcalde, Manuel Fernández: "Eso di moito da súa parte". Sin su aprobación y sin la de la secretaria municipal, Cipriana no hubiese sido ahora la primera "funcionaria" en entrar y la última en salir: duerme en una caseta de aluminio que le construyó el antiguo alguacil del Concello de San Cibrao.

Prieto quiere dejar claras varias cuestiones. Una de ellas es que "quen a abandonou foi un desalmado" y la otra que "non lle custa nada ao Concello". Todos los cuidados de Cipriana parten de un fondo común de los trabajadores de la Administración e, incluso, de algunas empresas que donan para que a la perra no le falte de nada. Como tampoco faltaron ayudas para costear la operación de útero a la que tuvo que someterse poco después de parir.

La tranquilidad de Cipriana no parece alterarse por casi nada. Solo las personas de uniforme, "ládralles", precisa la concejala, y el ruido de los coches conocidos la perturban. A primera hora de la mañana recibe a todos los trabajadores, después es frecuente verla en casas de otros vecinos del pueblo: "Toda a vila está encantada con ela", lealtad que no dispensa únicamente con las personas. Cuenta Mónica Prieto que una vez compartió su pienso con un conejo salvaje de los que merodean por el entorno del edificio.

El año que viene, la Lotería tiene un filón en San Cibrao: en 2012 tocó un reintegro en el Concello que se destinó al pienso del animal. Pero muchos trabajadores, la suerte ya es tenerla a ella.
 

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