Tocaban las doce cuando los asistentes se reunían tímidamente alrededor de la carpa junto al Centro Cultural Marcos Valcárcel. En unos momentos, cerca de 200 personas se irían introduciendo poco a poco bajo las lonas para vivir de cerca los tres espectáculos musicales de la sesión vermú de la ICC Week.
Amaro Ferreiro ofreció una sentida apertura interpretando composiciones propias y otras que firma junto a su hermano Iván: ‘Madrid en la actualidad’, ‘Homicidio involuntario’ y los clásicos ‘SPNB’ y ‘Turnedo’, las más coreadas.
Al nigranés le siguieron, desde la ciudad de la Alhambra, los siete de Colectivo Da Silva, recién llegados y con las energías recargadas por el licor café. El conjunto sorprendió a fieles y profanos con un estruendoso directo de sonidos de sintetizador ochentero que coqueteaban con el vaporwave y melodías de agarrado.
Los granadinos hicieron que la calle estallase en bailes con canciones como ‘Marina d’Or’ y una versión del ‘Nena, ven a por eso’ de La Zowi. El vocalista, Carlos Caraballo, aprovechó la presentación del himno ‘After’ para planear su pernoctación: “Si alguien propone una casa para irse de after, que nos llame o invite”.
La sesión vermú acabó de agitarse con la montaña rusa rítmica de la banda TanDub, que trajeron una amalgama de sonidos globales desde Tánger hasta Galicia. Drum’n’bass, electrónica y raggamuffin se mezclaron con instrumentos propios de la música gnawa, como el hajhouj de dos cuerdas y los qraquebs, semejantes a dobles crótalos.
A modo de despedida espectacular, el conjunto multicultural hizo vibrar corazones y piedras con estruendosos bajos. Dejando un retrato pintado en vivo y el eco de una expresión a la salud del respetable, TanDub dio punto y final al domingo de conciertos: ‘Salamalekum’, que la paz sea con vosotros.
