El negocio de las galerías de arte se va a pique, la crisis y la imagen de que a ellas sólo se entra a comprar han sumido en la inactividad a las tres que sobreviven en la ciudad. La proyección al exterior parece la única vía de escape

El sino de las galerías de arte

La Galería Visol acoge 'Criaturas tóxicas', de Tareixa Taboada. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Las galerías de arte ourensanas han entrado en barrena. La figura de estos espacios expositivos de venta directa de obras de arte se diluye en la ciudad. La crisis, omnipresente en todos los aspectos de la vida, ha obligado a apretarse el cinturón, y uno de los principales aspectos en los que la sociedad ha decidido ahorrar ha sido en la cultura y el arte.
Así lo ven los propietarios de estos negocios, quienes, además, reconocen la imposibilidad de competir con los museos y los locales hosteleros con espacios habilitados por albergar exposiciones. 'Da la sensación de que el que entra en una galería de arte está obligado a comprar alguna obra expuesta', lamenta María del Carmen Vidal, propietaria de la Galería Visol, que explica que los visitantes de los museos son conscientes de que allí no existe esta posibilidad y que 'no se entra a una cafetería con el fin de ver una exposición'.

Esta situación, que provocó el cierre, hace unos meses, de la galería Manuel Márquez, hace que 'sobrevivan' en la capital tres establecimientos de estas características: Visol, Marisa Marimón y Volter, donde la actividad brilla por su ausencia, y en el caso de la última, se traduce en numerosos días donde no llega a abrir. 'La situación está paralizada desde hace mucho tiempo, hasta el punto de que se te quitan las ganas de montar una exposición, porque la gente no entra a verla', explica Marisa Marimón, propietaria del espacio que lleva su nombre, que detalla que parte del futuro de este negocio consiste en trascender de la propia ciudad, y ser parte activa de eventos artísticos a nivel nacional e internacional.

Los propietarios creen que el problema no se debe a la falta de talento, sino a la . 'Nunca he tenido problemas para encontrar una exposición de un artista que nos guste para la galería', comenta Marimón, mientras que María del Carmen Vidal señala que, a pesar de la calidad de los artistas, 'nunca podremos alcanzar el movimiento ni el volumen de negocio de las grandes ciudades'. Por ahora, las galerías de arte que se mantienen, sobreviven gracias a la propia voluntad de sus dueños, casi por amor al arte.

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