El menor gasto pasa factura a la hostelería de Ourense: menos cañas y propinas

Gente disfrutando de una comida en la Rúa dos Fornos, en el centro de la ciudad, el pasado viernes. MIGUEL ÁNGEL
photo_camera Gente disfrutando de una comida en la Rúa dos Fornos, en el centro de la ciudad, el pasado viernes. MIGUEL ÁNGEL
Bares y restaurantes fían al mes de agosto la recuperación de la primera parte del verano, “más flojo” que el de 2022

A pleno mediodía, cuando toca comer, las calles de Vinos y sus terrazas están llenas, pero son perfectamente transitables. Es un lleno cómodo y ligero. Los camareros van y vienen con la bandeja, a buen ritmo pero sin agobio. Y es que, según coinciden los empleados de algunos establecimientos que se encuentran allí así como otros negocios hosteleros de la provincia: “El verano está siendo más flojo que el año pasado”.

Los datos de viajeros que llegaron a Ourense durante la primera parte del estío -en junio- respaldan su perspectiva. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), desembarcaron en Ourense 31.178 visitantes (27.081 nacionales y 4.097 extranjeros), 488 menos que en el mismo periodo del año anterior, a falta de que se publiquen los datos de julio.

En el gráfico interactivo bajo estas líneas, puede comprobarse la evolución del número de pernoctaciones hoteleras según los últimos datos, los relativos al mes de junio, en Ourense y el resto de provincias españolas, a pesar de los datos atípicos de la pandemia con la llegada de la nueva década. El último mes de junio fue el tercer mejor de la historia en número de pernoctaciones.

“El turismo nacional no sé dónde se metió”, afirma Juan Carrasquel, encargado de O Acubillo, en el casco viejo de la ciudad.  “Se nota que viene gente de fuera, pero no es lo del año pasado, que aquí no parabas. No fue el bum que se esperaba”, relata. La encargada del Gastrobar Samuel, Gretty González, está de acuerdo con él y dice que allí atienden “a un 60% de turistas y un 40% de españoles”.

 Eladio Campos, encargado del Bar Pérez, admite que siguen teniendo “la terraza llena todos los días”, pero que el gasto es más comedido: “Cuando antes los clientes se tomaban cuatro cañas, ahora se toman dos”. Nota que la gente “gasta menos”. 

El dueño del local de al lado, Ángel Miel, del Alpendre, es tajante: “Mucho ruido y pocas nueces”. Y muchas facturas que pagar. Sostiene varios billetes de 50 en la mano, uno de 20 y varias monedas. “¿Sabes para  qué es? 42 docenas de huevos, 126 euros”. Además, afirma que ahora se comparten más las tapas y que “de la misma ración comen cinco”.

A pesar de que se mantiene la afluencia de gente foránea, que suelen dejar un plus en la cuenta, “nadie, o muy poca gente, paga en efectivo”. Así lo percibe la propietaria de la Vinoteca Acio, Luz Rosendo. “Por una parte, es una comodidad, pero al final nos perjudica”. Los otros establecimientos también lo mencionan. Gretty González asegura directamente que “muy pocos dejan ya propina”.

En el restaurante Barazal, especializado en marisco y uno de los más reconocidos de Ourense, también notan un descenso de comensales respecto del verano anterior. Concretamente, “en torno a un 20% menos, tanto de españoles como extranjeros”, según su gerente, Carlos Fernández. En su caso, no nota un descenso en cuanto al gasto por persona, pero cree que “quizá las elecciones influyeron” en el desplazamiento de viajeros. Igual que sus compañeros del centro de la ciudad, espera que “agosto sea mejor”, para cerrar el verano con buen balance.

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