La gran tarde de Alistair

photo_camera Alistair tiene 19 años y es un apasionado de las motos, así que decenas de moteros le hicieron pasar una tarde mágica

Más de medio centenar de moteros se concentraron ayer en Taboadela por una buena causa. Alistair, un joven de 19 años con parálisis cerebral, se llevó la sorpresa de su vida y pudo disfrutar de su pasión en primera persona con una gran familia.

Alistair tiene 19 años y es un apasionado de las motos. Tiene parálisis cerebral y ayer más de medio centenar de moteros le hicieron pasar una tarde que recordará toda la vida. La iniciativa partió, como cuenta Marisol Ferrero, la madre de Alistair, “de una amiga motera de la familia, Estrella, que fue la que empezó todo esto”. Fue Estrella la que se puso en contacto con Jon García, gerente de la taberna motera CJ, de Coles.

Jon no dudó ni un instante en que “teníamos que hacer algo” cuando se enteró de la historia de Alistair. Inmediatamente se puso en contacto con sus padres para “hacer sonreír al chaval, y si podemos hacerlo con ruido de moto, pues mucho mejor”. Así, ayer una caravana de más de medio centenar de moteros partió en comitiva desde la taberna, pasando por el centro de la ciudad y hasta el bar Ruta 525, en Taboadela, donde vive el joven. “De tantos que fuimos tuvimos que cortar media calle en Sobral”, reconoció tras el evento. Además, remarcan el carácter altruista de la iniciativa y que no tiene otra finalidad que “hacerle feliz con una pasión común”.

Marisol cuenta que “todo fue muy fácil”. Aunque su hijo no pueda hablar, “veíamos que le gustaban mucho los vídeos de motos por como reaccionaba al verlos”. Aunque no pueda montar, es un auténtico apasionado de las dos ruedas y esta vez pudo disfrutarlo en vivo y en directo. Además, toda esta organización ha sido sin que el joven lo supiera, por lo que la sorpresa al ver aparecer las primeras motos de la expedición fue mayúscula. “Me ha hecho mucha ilusión ver que tanta gente se moviliza por una buena causa y de forma tan desinteresada”, confesaba Marisol.

Así, pasadas las cinco de la tarde de ayer empezaban a llegar al aparcamiento del bar -situado en la N-525- decenas y decenas de motos de todos los tamaños,  llegadas desde distintos puntos de la geografía gallega. Entonces comenzaron a colocar al joven en el centro. Una vez allí se desató “una auténtica locura”: los motores rugían para el deleite de Alistair, su familia y todos los presentes. El joven se llevó obsequios por parte de todos, desde camisetas hasta un guardabarros.

Pero el regalo más especial fue para mejorar la vida de Marisol. Cada motero hizo una aportación y se metió todo en una hucha para que pueda costearse una grúa y facilitar el transporte de su hijo. En principio iban a optar por regalarle la grúa directamente, pero así “ella puede escoger el modelo que más le guste y mejor se le adapte”, dijo Jon, que subrayó el agradecimiento de Marisol hacia toda esta familia motera por una ayuda como esta.

Así, Jon y todos los demás moteros emplazaron a esta familia de Taboadela a llamarles “cada vez que necesiten algo”.

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