ENTREVISTA

Gregorio Bueno: "Actuamos para dar confianza a países amenazados por el expansionismo ruso"

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photo_camera El vicealmirante Gregorio Bueno Murga.

El vicealmirante ourensano Gregorio Bueno Murga es el representante de las Fuerzas Armadas Españolas en este Mando Superior Aliado.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tiene en Bélgica dos grandes cuarteles. Uno de carácter político, en Bruselas, en el que los países están representados por un embajador y un militar, y otro cuartel, en Mons, encargado del mando a nivel estratégico de todas las operaciones aliadas. El vicealmirante ourensano Gregorio Bueno Murga es el representante de las Fuerzas Armadas Españolas en este Mando Superior Aliado.

¿A qué responsabilidad se enfrenta como representante de las Fuerzas Armadas en la OTAN?

Mi papel aquí es el hacer valer, representar y expresar los intereses y la postura nacional ante el Mando Aliado. La OTAN es una organización integrada por 28 países en la que todas las decisiones se toman por consenso de todos los participantes, entonces es muy importante, que la postura nacional esté clara. Esa postura nacional se me transmite a mí para que la haga valer, aunque en algunos casos soy yo quien propone la postura ante una situación, pregunta o disposición que deba tomar el Mando Supremo Aliado en Europa. Ade- más, mi figura debe servir de cau- ce y canalización entre las dos or- ganizaciones militares: el Mando Supremo Aliado y el Jefe de Estado Mayor la Defensa Española, per- sonado en el Almirante General Fernando García Sánchez.

¿Cuáles son las proyecciones internacionales que las Fuerzas Armadas Españolas esperan afrontar?


En este momento, la OTAN tiene varias operaciones en marcha. En Afganistán se está en una fase de cesión de las operaciones contra los talibanes, que ya lo ejercen las Fuerzas Armadas Afganas. La operación en este país durará todo el año que viene y parte del 2017. Por otra parte, estamos en el Océano Índico contra la piratería, para lo que se están empleando buques y aviones. También estamos en los Balcanes, todavía con las secuelas de las guerras balcánicas. Allí tenemos una presencia cada vez más reducida en Bosnia Herzegovina. También estamos en Kosovo -territorio en disputa- en una operación de consolidación de las estructuras del país y de interposi- ción entre las facciones existentes. Por último, tenemos presencia en el Meditárreno, actuando en una operación contra el terrorismo organizado en este mar. A mayores, estamos con otras misiones, que no tienen carácter de operación, derivadas de la agresión rusa sobre el territorio de Ucrania. Digo misiones porque actuamos para dar confianza a los países de la Alianza que se ven amenazados por las políticas agresivas expansionistas rusas. Consisten en despliegues casi permanentes de barcos, aviones y ejercicios en beneficio de la población.

A nivel personal, ¿cuáles considera que son las necesidades de modernización prioritarias que deben enfrentarse hoy?

De las últimas operaciones en las que la OTAN se ha visto implicada se deducen una serie de capacidades importantes que muchos países no tienen disponibles. Hablo, por ejemplo, de los sistemas de vigilancia para obtener inteligencia ante posibles agresiones, como lo que ha ocurrido en Crimea o en Ucrania. Rusia llevó a cabo un despliegue de fuerzas que no se detectó y en un tiempo récord consiguieron entrar en el territorio. Hacen falta medios de vigilancia que, hoy por hoy, se basan en medios humanos y en vehículos no tripulados, los famosos drones. Otras de las necesidades sería la rápida capacidad de despliegue ante las amenazas, para lo que hacen falta aviones de transporte de alta capacidad, como los A400, de los que España es socio del consor- cio que los está construyendo. En otra línea, las Fuerzas Armadas también evolucionan hacia capacidades no letales. Así, se está implantando el soldado de a pie sobre barcos o aeronaves que asustan y aturden al enemigo.

Echando la vista atrás, su experiencia está más forjada en el mar. ¿Cómo recuerda el envío de aquella fragata a la Guerra del Golfo?

Fue la primera misión importante de las Fuerzas Armadas Españolas en el exterior, aunque habían estado los Cascos Azules en Centroamérica en la época que hubo que estabilizar varios países con las consecuencias derivadas de las guerrillas y narcotráfico. Cuando Saddam Hussen invade Kuwait se le impone un embargo, entonces se inicia un despliegue militar sin precedentes hasta ese momento, después de la Segunda Guerra Mundial. Al ser la primera vez, todo era incertidumbre de adónde vamos y qué vamos a hacer. Pero bueno, en general, la Armada Española ya llevaba operando muchos años con barcos similares a los de la OTAN, incluso antes de la entrada en la organización. Entonces, la integración fue con incertidumbre pero suave, porque no había nada que nos fuese ajeno a lo que se iba a hacer, pero esto lo fuimos conociendo a medida que navegábamos por el Mediterráneo. Una vez allí, hubo muchos momentos de tensión, porque había muchas aeronaves y el hundimiento de un barco americano. Miedo, sobre todo, por la postura de Irán, que tenía una de las llaves de acceso al Golfo Pérsico.

Formador del entonces Príncipe de Asturias, ¿qué destaca de su estancia en el “Juan Sebastián Elcano"?

Su don de gentes, su plena disposición a hacer todo lo que le co- rrespondía y un trato muy cercano con oficiales y compañeros, a pesar de ser el heredero de la Corona y uno de los más pequeños de la tripulación. Mandaba a su gente, en las guardias de noche hablaba con todo el mundo, etcétera. En definitiva, uno más. Eso sí, luego llegábamos a puerto y él tenía una agenda muy diferente a la del resto.

Siendo ourensano, ¿de dónde le viene esta afición al mar?

Muy buena pregunta. Quizás la respuesta sea que cuando era un niño veraneaba todos los años en Sanxenxo. Como la Escuela Naval Militar está en la misma ría, siempre veía algún barco de guerra desde la playa. También era muy fanático de coger alguna embarcación con los amigos en el náutico. Es un aspecto marinero que estaba oculto, porque antecedentes familiares no tengo. De lo que estoy seguro es que no me arrepiento. He tenido y tengo una vida muy gratificante, aunque muy movidita. Llevo ya 17 cambios de residencia.

Sus destinos distan bastante de su Ourense natal, ¿la distancia hace el olvido?

En absoluto. Realmente, he desempeñado la mayor parte de mi vida profesional en Rota, pero uno siempre se acuerda de donde ha nacido, sobre todo porque tengo la gran suerte de que mis padres todavía viven. Procuro pasar todo el tiempo posible con ellos y con mis hermanos. 

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