“Guarda ese beso, mamá"

Los padres, Julio y Marité, con sus hijos Luis y Santi en el patio de su domicilio.
photo_camera Los padres, Julio y Marité, con sus hijos Luis y Santi en el patio de su domicilio.//
"Cada día hay que explicarle de nuevo qué pasa". Marité, la madre de Luis Rivera, sufre alzhéimer y le toca a diario reasumir esta crisis. Está arropada por sus hijos y su marido, nueva estrella radiofónica
 

 Tienen a Ourense en su ADN. Y viceversa. La familia Rivera Fernández suma horas de confinamiento mezclando calma con actividad, sosiego con aceleración. Como muchas otras, aprietan los dientes para restarle días al calendario, esperando que esta situación pase y la normalidad (o más o menos) vuelva a ser su aliada. Luis, uno de los hijos, se divide para atender cuestiones económicas desde su puesto de presidente del Centro Comercial Aberto Ourense Centro, y para una vida familiar que comparte en casa con su padre Julio, su madre María Teresa y la trabajadora del hogar Bibiana, a la que ahora da un relevo otro Fernández Rivera, Santi, su hermano.

Marité, a sus 87 años, tiene una vida para el recuerdo aunque ella ya no pueda recordarlo todo. Sufre Alzheimer. De las pioneras en conducir en una España en blanco y negro, en dar un paso adelante en política y en la lucha contra otro virus que también se escondía detrás de unas iniciales para poner a prueba a una generación entera, el VIH, que le privó de dos hijos. Ahora, en tiempos de alarma, cumple con el encierro, aunque no sea sencillo.

"Es más difícil que asuma esta situación. Todos los días es una novedad para ella y hay que explicarle de nuevo qué está pasando. Físicamente está genial, eso sí. Ella salía, tenía sus rutinas. Iba a misa, por ejemplo. De hecho el otro día a las cinco de la tarde apareció con el bolso, toda arreglada y diciendo si salíamos a la calle. A ella le cuesta más trabajo entender que no se puede hacer. Quieras que no, aunque solo saliese ese ratito por las mañanas, ya nota el cambio. Y que no haya visitas en casa, que estemos siempre los mismos, le crea una cierta tensión. Es complicado explicárselo, pero hay que hacerlo todos los días. Cada día es una novedad para ella", afirma su hijo Luis.

La unión hace la fuerza. Lo tienen claro en su domicilio del Paseo. Y una crisis sanitaria no lo va a alterar, ni al hijo, ni al padre y, ni mucho menos, a la madre. "Sigue con su rutina, se pinta, se arregla, lo hace todo perfectamente. Está aquí como si fuese ir a la boda del príncipe Harry. Tradicionalmente hemos sido una familia tipo clan. Siempre muy unidos, con nuestras diferencias, claro, pero muy unidos. Las circunstancias que hemos pasado reafirman los lazos de unión".  

Julio, el padre, tiene 90 años pero una lucidez propia de alguna década menos, pese a las consecuencias de un ictus en mayo. Para explicar como está pasando el confinamiento tira de metáfora: "dientes de sierra". Con altos y bajos. Días buenos y no tan buenos. "Hay situaciones que se dan en la vida y no te las podías ni imaginar.

"Es una vida más plana, que vamos llevando con resignación.  Están empeñados en que hagamos gimnasia por todos los medios y yo me niego. Ahora en la vejez... lo que no puede el coronavirus lo va a poder la gimnasia. Vamos a ser una generación de muertos preparados de maravilla atléticamente", ironiza.

Con 90 y 87 años, padre y madre están dentro del grupo de riesgo principal en la crisis del coronavirus. Luis lo sabe y tiene claro que le toca "proteger a mis padres. Minimizo las salidas al máximo, aunque tenga que atender una empresa. Seguimos todos estos protocolos de actuación. Me descalzo al llegar a casa, guantes, geles... Y todas las noches, y es algo que no entiende, mi madre me quiere dar un beso y yo le digo 'guárdalo, no me puedes besar'. Le explico que es por culpa del coronavirus".

Vivencias de una familia en una situación sin precedentes. Entre cada cuatro paredes habrá un caso en Ourense. En esta hay tiempo para todo. Para conversar, leer, escribir y hasta para preocuparse por la situación económica de todo un colectivo. Vivir en tiempos de cuarentena. No hay manual de instrucciones. Se trata de hacerlo lo mejor posible.

Radio Concordia: “un mensaje de esperanza"
mtp7014Julio, padre de familia, ha aprovechado el encierro en el hogar "para que salga a la luz mi pasión oculta". Con la ayuda de altavoces y micrófono, ha creado Radio Concordia. Una hora diaria de improvisación, amenizada por la música que busca (y a veces cambia sobre la marcha) Luis. "Lo que busco es lanzar un mensaje de esperanza, que es lo suyo", sentencia Julio.

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