La Guardia Civil tiene encomendados cada vez más servicios pero los distintos cuarteles no vieron incrementado el número de efectivos, su infraestructura y el presupuesto. Mientras, la presión en el trabajo mantiene en la actualidad a tres acurtelamientos, Cualedro, A Rúa y Lobeira, bajo mínimos. La mayoría de los agentes dejaron el trabajo por baja psicológica.
Los cuarteles de la Guardia Civil de la provincia apenas recibieron fondos públicos en los últimos 20 años para acometer reformas y compra de material. Incluso continúan abriendo las puertas prácticamente con el mismo número de efectivos, en la actualidad 826 agentes repartidos en 35 cuarteles.
Sin embargo, la Guardia Civil tiene cada vez encomendados más servicios, según daba a conocer ayer el propio subdelegado, Camilo Ocampo, durante su intervención con motivo de la patrona del Cuerpo, la Virgen del Pilar, en ámbitos moi diversos.
Además de la actividad delictiva y el crimen organizado, la lista de actuaciones en los últimos años podría llegar a ser interminable. Sin embargo, los recursos y el personal no aumentaron en la misma proporción, sobre todo en los cuarteles del medio rural, donde los agentes terminan de baja psicológica ante el ritmo y la presión del trabajo diario. En la actualidad, tres cuarteles de la provincia, Cualedro, A Rúa y Lobeira están bajo minímos en número de agentes a causa de las bajas, unas por enfermedad común y otras psicológicas. El de Cualedro llegó a tener que cerrar las puertas 15 días durante el mes de agosto por falta de efectivos.
En la Comandancia ourensana se gestiona para que los agentes realicen su trabajo en condiciones dignas. De hecho, fueron mejorados los cuarteles de Verín, O Barco, Celanova y A Veiga y la propia Comandancia, pero la gran mayoría presenta notables deficiencias, tanto en el interior como en el exterior. La situación llevó a los distintos alcaldes, temerosos de que cerraran el puesto, a habilitarles espacios en casas de cultura, caso de Cualedro; antiguos centro sanitarios, como en Xinzo; la vieja escuela unitaria, ejemplo de Trasmiras o los bajos de un edificio de reciente construcción, situación que se produjo en Allariz.
Queda más pendietne aún la equiparación salarial, como destacanb los dos colectivos sindicales, Asociación Unificada de la Guardia Civil y Unión de Gardas Civís, que boicoteraron ayer la fiesta del Cuerpo como medida de protesta para que el sueldo de los agentes sea equiparado con el que perciben los policías autonómicos catalanes y vascos. En la actualidad hay más de 13.000 euros anuales de diferencia. Además del sueldo, no tenemos medios, a veces ni unos simples guantes para realizar cualquier inspección y lo grave es que los mandos no tienen ningún interés en resolver los problemas, explicó el secretario de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, Carlos Domínguez.
Vivir de alquiler fuera del recinto
Los cuarteles de villas como Celanova, O Barco y Verín tienen viviendas para los guardias, pero presentan notables deficiencias en su construcción y, además son escasas, lo que obliga a los agentes a vivir de alquiler fuera de las instalaciones, igual que los que están destinados en los acuertalamientos de los municipios más pequeños, como los municipios de Padrenda, Ramirás, A Veiga y Riós.
En este caso, la situación aún es más grave, dado que los agentes tienen que irse a vivir, por falta de pisos en alquiler o colegio para sus hijos, a las villas, a veces a más de 20 kilómetros del lugar en que están destinados. Los servicios de vigilancia son establecidos desde la Comandancia, pero el comandante de puesto, que suele ser un sargento o un brigada, establece otros a mayores.
Estamos ocupados toda la jornada. Hay ocasiones en que hacemos muchas más horas de las establecidas, afirmaron en la Asociación Unificada de la Guardia Civil.
Sin embargo, la Guardia Civil tiene cada vez encomendados más servicios, según daba a conocer ayer el propio subdelegado, Camilo Ocampo, durante su intervención con motivo de la patrona del Cuerpo, la Virgen del Pilar, en ámbitos moi diversos.
Además de la actividad delictiva y el crimen organizado, la lista de actuaciones en los últimos años podría llegar a ser interminable. Sin embargo, los recursos y el personal no aumentaron en la misma proporción, sobre todo en los cuarteles del medio rural, donde los agentes terminan de baja psicológica ante el ritmo y la presión del trabajo diario. En la actualidad, tres cuarteles de la provincia, Cualedro, A Rúa y Lobeira están bajo minímos en número de agentes a causa de las bajas, unas por enfermedad común y otras psicológicas. El de Cualedro llegó a tener que cerrar las puertas 15 días durante el mes de agosto por falta de efectivos.
En la Comandancia ourensana se gestiona para que los agentes realicen su trabajo en condiciones dignas. De hecho, fueron mejorados los cuarteles de Verín, O Barco, Celanova y A Veiga y la propia Comandancia, pero la gran mayoría presenta notables deficiencias, tanto en el interior como en el exterior. La situación llevó a los distintos alcaldes, temerosos de que cerraran el puesto, a habilitarles espacios en casas de cultura, caso de Cualedro; antiguos centro sanitarios, como en Xinzo; la vieja escuela unitaria, ejemplo de Trasmiras o los bajos de un edificio de reciente construcción, situación que se produjo en Allariz.
Queda más pendietne aún la equiparación salarial, como destacanb los dos colectivos sindicales, Asociación Unificada de la Guardia Civil y Unión de Gardas Civís, que boicoteraron ayer la fiesta del Cuerpo como medida de protesta para que el sueldo de los agentes sea equiparado con el que perciben los policías autonómicos catalanes y vascos. En la actualidad hay más de 13.000 euros anuales de diferencia. Además del sueldo, no tenemos medios, a veces ni unos simples guantes para realizar cualquier inspección y lo grave es que los mandos no tienen ningún interés en resolver los problemas, explicó el secretario de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, Carlos Domínguez.
Vivir de alquiler fuera del recinto
Los cuarteles de villas como Celanova, O Barco y Verín tienen viviendas para los guardias, pero presentan notables deficiencias en su construcción y, además son escasas, lo que obliga a los agentes a vivir de alquiler fuera de las instalaciones, igual que los que están destinados en los acuertalamientos de los municipios más pequeños, como los municipios de Padrenda, Ramirás, A Veiga y Riós.
En este caso, la situación aún es más grave, dado que los agentes tienen que irse a vivir, por falta de pisos en alquiler o colegio para sus hijos, a las villas, a veces a más de 20 kilómetros del lugar en que están destinados. Los servicios de vigilancia son establecidos desde la Comandancia, pero el comandante de puesto, que suele ser un sargento o un brigada, establece otros a mayores.
Estamos ocupados toda la jornada. Hay ocasiones en que hacemos muchas más horas de las establecidas, afirmaron en la Asociación Unificada de la Guardia Civil.
