Reportaje

Héctor sí puede pasear

BARBADÁS (AVENIDA DE CELANOVA). 01/04/2020. OURENSE. María Teresa García y su hijo Héctor Sousa García, que sufre autismo, pasean por una zona cercana a su vivienda. Héctor porta un globo azul para que la gente entienda que su necesidad de caminar no es un capricho y aunque María Teresa comenta que ha recibido la total comprensión por parte de varios vecinos que han visto la situación, en el resto de España ha habido casos de vecinos que increpan o insultan a personas que necesitan caminar y salir del confine por prescripción médica autorizada. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera María Teresa García y su hijo Héctor, en su paseo terapéutico por A Valenzá. // FOTO: ÓSCAR PINAL

Los niños con autismo o discapacidad son la excepción al confinamiento total. María Teresa García y su hijo salen a la calle 15 minutos diarios, una "escapada" terapéutica que hace mucho bien a estos chavales. 

El BOE recoge la posibilidad de que las personas con síndrome de espectro autista o discapacidad salgan a la calle con un acompañante, un paseo con fines terapéuticos. El confinamiento para los niños con TEA puede generar situaciones de estrés o ansiedad y las familias ourensanas se acogen estos días a la ley para hacer el encierro de estos niños más llevadero. No siempre es fácil. Desde toda España llegan testimonios a diario de padres insultados desde los balcones al verlos por la calle.

15 minutos de respiro

María Teresa García es la madre de Héctor Sousa, adolescente de 17 años con autismo. Desde que el Gobierno modificó la ley para que chavales como el suyo pudieran dar paseos terapéuticos, vive más aliviada. “Solíamos dar paseos de una hora. Ahora salimos 15 minutos al lado de casa”, explica. Lo hace en un trayecto de A Valenzá, donde reside, en el que alguna vecina ya ha preguntado desde el balcón por la situación. “Muy educada, eso sí. Pero me preguntó si yo podía pasear y le expliqué la situación. A veces la gente juzga sin saber”, apunta esta madre.

Poder salir un rato del confinamiento es vital para Héctor. “Él estaba acostumbrado a dar paseos largos. Además en casa de su padre tiene monte alrededor. Estaba acostumbrado y esto les corta la rutina totalmente”, anota.

Certificado encima

Hace unos días que los agentes de la Guardia Civil pararon a María Teresa cuando paseaba con su hijo. “Les enseñé el certificado y lo entendieron”. Ayer María Teresa y Héctor salieron a la calle con un globo azul, una campaña en redes para que se distinga a este colectivo y no se juzgue desde los balcones. Aunque no todas las familias  optan por esta señal, pero sí coinciden en la necesidad del respeto. 

“Estos niños tienen unas rutinas muy fijadas. Si se le modifica, puede producirles cantidades de ansiedad muy grandes. El artículo publicado en el BOE es fundamental para que mantengan esa pequeña dosis de actividad”, defiende Manuel Ojea, presidente de la Asociación de Familias, Profesionales e Investigadores de Personas con Trastorno del Espectro Autista de Ourense (Trascos).

Otras realidades

En el caso de Celeste, madre de dos gemelos de 17 años diagnosticados con síndrome de Asperger, no hace uso de esta normativa. "Los primeros días del confinamiento tratamos de establecer unas rutinas. Tienen picos de ansiedad donde se ponen nerviosos, pero tengo la suerte de que vamos controlándolo. Ellos son muy conscientes de lo que pasa”, explica esta ourensana. Le pareció “muy sorprendente” la capacidad de adaptación de sus hijos al encierro, ya que tuvieron “una mejor asimilación del problema que yo”.

Los chicos saben que pueden salir a la calle, “pero no lo hacemos. Pienso que si aguantan así, lo mejor es que nos quedemos en casa. No todos asimilamos igual esto, hay casos más severos con niños más inquietos que necesitan salir”. Que les explicasen la realidad del coronavirus en el colegio ayudó a la asimilación. 

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