'Hice las maletas y preparé el coche por si había desalojo'

Los cuatro incendios que afectaron en las últimas horas a la Ribeira Sacra generaron un estado de alarma generalizada entre los vecinos de una zona que estos días está más poblada que durante el resto del año por la llegada de familiares de los habitantes que vienen a pasar unos días de vacaciones en el sitio donde nacieron y todavía viven algunos de sus parientes.
Además, numerosos visitantes procedentes de lugares como Vigo, Valencia o el País Vasco tropezaron con una desagradable e imprevista circunstancia en una época más dedicada al ocio y a la desconexión de los problemas de la vida cotidiana.
Al tratarse de una zona que en los últimos veinte años no ha registrado ningún incendio de importancia, la sensación de miedo en toda la zona de Pombar se hizo patente entre vecinos y visitantes, que reconocieron sentirse impotentes ante la amenaza de que las llamas pudieran llegar a las casas o que el humo afectase a los habitantes de mayor edad, como relató Manuel Rodríguez, un vecino del lugar que oyó las tres explosiones que provocaron la caída del cable de alta tensión al monte.
'Al escuchar el primer estallido, mi mujer pensó que era cosa de un jabalí, pero cuando sonó el segundo, mucho menos intenso, enseguida nos dimos cuenta de que estaba ardiendo al lado de las torretas eléctricas. Lo primero que piensas es que es cosa de un atentado, una bomba o un cóctel Molotov', explicaba.
La sensación de riesgo motivó que algunos vecinos pensasen inmediatamente en desalojar la zona por miedo a que quedasen repentinamente encerrados entre las llamas. Tal fue el caso de Sila Berta Gómez, una valenciana que todos los veranos pasa una temporada en Pombar junto a su familia. 'Hice las maletas y preparé el coche para ganar tiempo si el peligro pasaba a ser real y era necesario un desalojo donde apenas se tiene margen de tiempo para recoger lo más básico'. 'Tenemos una casa solariega aquí que ya ardió hace cuatro años, así que es normal que extreme mis precauciones por el fuego”, añadía Berta Gómez.
Pese a las circunstancias accidentales en las que se generó el fuego, los vecinos de Pombar reconocieron que la suerte les vino de cara, dado que el poco viento que sopló en la zona lo hizo en sentido contrario a los núcleos de población, lo que evitó en gran medida que el fuego se extendiera en dirección a las casas.
El sentir general respecto a la respuesta de los dispositivos antiincendios fue mayoritariamente favorable. 'Hubo medios aéreos y terrestres que frenaron el avance del incendio y se generó un cortafuegos con una máquina bulldozer con rapidez', explicaba José Manuel Soto, otro vecino de la zona, que reconocía de manera resignada la impotencia ante el incendio. 'Explotó el cable de repente y empezó a arder todo, no podíamos hacer nada', dice escuetamente.

esperanza
Tras el miedo, la rabia y la desolación del incendio, las esperanzas de los habitantes de las parroquias afectadas se sustentan en que la vegetación se regenere lo antes posible y todo vuelva a la normalidad. Las zonas verdes afectadas por los fuegos, algunas de ellas de incalculable valor ecológico, en especial los bosques que rodean a los Canóns do Sil, 'se recuperarán en su totalidad en un margen de dos años, como ya ha sucedido después de otros incendios', explicó esperanzado el teniente alcalde de Nogueira de Ramuín, Camilo Rodríguez, que añadió que 'la próxima primavera seguro que comienzan a brotar de nuevo'.

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