AVENTURA

Al Himalaya a golpe de pedal

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photo_camera Las montañas de Mestia (Georgia) han sido la última parada de Alberto Rodríguez.

De la puerta de casa al Himalaya, en bicicleta y con cinco euros diarios. Así es la aventura sobre ruedas de Alberto Rodríguez. Partió de Ourense en abril y ya está de camino a Irán. Destino final: el techo del mundo.

Por el momento ya ha dejado atrás los Pirineos, los Alpes, los Balcanes, Grecia, Turquía y Georgia. ¿El objetivo? “El día a día, intentar que el tiempo no pase tan deprisa”. Como dicen, la meta es el camino. 

Aunque lleve poco más de tres meses pedaleando, el viaje de este ingeniero comenzó hace tiempo. “Hace un par de años me empecé interesar por el alpinismo y conocer un poco más sobre estas montañas. Tienen algo que engancha, entre otras cosas la sensación de libertad y tranquilidad”, asegura Alberto Rodríguez. 

Tanto atrapan que el aventurero va creando las rutas sobre la marcha y no puede evitar pasar por una cumbre aunque no forme parte de sus planes. “La primera idea era cruzar Turquía por la costa del Mar Negro y al final crucé la mayor parte por el interior para visitar Kapadokya”. Tampoco tenía pensado llegar al punto donde se encuentra, Mestia (Georgia), pero la “llamada de las montañas” sonó de nuevo. Según los primeros cálculos, llegaría a Nepal en octubre. “Hasta ahora aún es posible, pero nunca se sabe lo que pasará”, adelanta el aventurero.

Revolver su rutina de una manera radical para viajar hasta el techo del mundo ha sido una decisión premeditada que hoy es ya, la aventura de su vida. “Al terminar mi primer año de trabajo me di cuenta de que estaba intentando encontrar algo que en realidad no quería y que no me iba a hacer feliz.”, explica.

Esta es su primera ruta en solitario, pero la hospitalidad de la gente lo acompaña en cada etapa.“En Turquía lo difícil es que no te inviten a cenar después de buscarte un sitio para acampar con agua corriente y cerca de algún baño”, declara.

La preparación ha sido “más mental que física”, asegura. La bici ocupa su tiempo desde hace siete años, pero su relación con el deporte viene de lejos. “Empecé con el tenis a los siete años, dejé de competir regularmente a los 20 y después me enganché al ciclismo”. A nivel autonómico lleva varios años compitiendo en carreras de carretera y montaña.

A la travesía, se suma la decisión de sobrevivir con cinco euros diarios. “Los destino a comida y bebida. Llevo un hornillo a gasolina y suelo cocinar algo por las tardes”, cuenta.
Desprenderse de casi todo también le hace disfrutar más intensamente de la experiencia. "El hecho de viajar llevando todo lo que necesitas hace que valores mucho más cosas que normalmente se dan por sentadas, una comida caliente, ropa limpia, una cama, etc.”, confiesa. En el tema de la seguridad también se ha llevado una sorpresa al comprobar que en los países en los que le ha sido más fácil viajar han sido los que “creemos más peligrosos”, pero Bosnia, Albania, Turquía y Georgia le han cobijado.

Lo más duro no está siendo pedalear entre cinco y ocho horas diarias, sino la meteorología: “Hace unos días dejé la costa del Mar Negro en Georgia para empezar a subir hacia la región montañosa de Svaneti, en el Cáucaso. Aquí la humedad es casi del 100% y durante el día la temperatura no baja de 30 grados. Después de más de una hora subiendo un puerto con estas condiciones, encontrar una fuente con agua fresca es una de las mejores sensaciones que se pueden tener”.

Sin problemas burocráticos hasta ahora, llega la etapa más difícil: Turkmenistán . "Sólo conceden visas de tránsito, que duran 5 días, si tienes la visa para Uzbequistán”, explica.

Las historias sobre ruedas del ourensano se pueden seguir en su diario de viajes de Tumblr: "Albertodr2".  El motivo de compartir esta experiencia en las redes sociales es el contacto con sus seres queridos. Allí pueden ver sus rutas y seguir sus pasos virtualmente, aunque la familia no descarta encontrarse con él en alguna etapa. La falta de experiencia le impedirá practicar alpinismo en el Himalaya, pero "quedará para un futuro". La vuelta, eso sí, será en avión. 

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