Tribunales

El homicida del bar Novo: "Me tengo que medicar porque tengo remordimientos”

La Fiscalía pide 12 años de prisión para el acusado, Jonatan R.P.

El juicio por el crimen del bar Novo, en la calle Colón del casco antiguo el 4 de febrero de 2020, arrancó esta mañana en la Audiencia de Ourense con un jurado popular constituido mayoritariamente por mujeres (todas menos dos hombre). El acusado, Jonatan R.P. (40 años), confesó de nuevo, tal como lo hizo cuando fue detenido por la Policía Nacional meses después y ante el juez instructor, que clavó una botella de cristal de Cabreiroá en el cuello de la víctima, Evaristo Amorín, el hostelero que sólo le entregó dos de los cuatro gramos de cocaína que le solicitó porque ya le debía dinero. Le sesgó la yugular y murió en el acto.

Aseguró que no se entregó por miedo a ir a la cárcel y dejar de ver a su familia, pero desde entonces le pesa en la conciencia. “Me tengo que medicar porque tengo remordimientos (…), con pesadillas todos los días”, aseguró hoy. Jonatan admite que tenía que haberse ido cuando la víctima se lo dijo. “No merecía perder la vida así”, añadió.

El inculpado, que residía en Celanova, llamó por teléfono al hostelero el día del crimen para que le vendiera cocaína, aunque ya le debía 300 euros. El bar ya estaba cerrado y convinieron en verse allí. Según la versión del acusado, la víctima no quiso darle los cuatro gramos y le dio un primer empujón para que se fuera del bar. “Le empujó yo también y cayó al suelo e intentó coger un cuchillo pero se lo quité de las manos y le golpeé con una pistola, momento en el que él cogió la botella de agua y la rompió, por lo que se la cogí y se la clavé en el cuello porque pensé que me iba a matar él”, explicó a la sala.  “Yo entré en otro mundo y acabamos así”, señaló.

Jonatan, que ahora está en prisión en un módulo específico para dejar las drogas, asegura que en el momento de los hechos consumía entre cinco y seis gramos al día. Él regentaba una taberna con horario amplio “y necesitaba estar despierto”.

La defensa, aunque admite la acusación por homicidio, pretende aminorar la pena que reclama la Fiscalía (12 años de cárcel) con atenuantes de drogadicción y arrepentimiento con confesión tardía.
 

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