Los ourensanos pudieron descubrir ayer el contenido de La Molinera, así como hacer un recorrido, a través de fotografías y recortes de prensa, de los 16 años que ha tardado en llegar a ser esta fábrica del conocimiento
Persistencia y paciencia. Esas han sido dos de las principales claves para que La Molinera luciera ayer, en su jornada de puertas abiertas, como innovador centro de la sociedad del conocimiento, 16 años después de que un grupo de vecinos, con Miguel Doval al frente, iniciaran la travesía para impedir que este espacio, donde se elaboraba el pan, no cayera en el abandono de unas ruinas a olvidar.
Desde aquel año 2000 cuando todo comenzó, hasta ayer, el camino fue largo y para poder hacerse una idea de los detalles del trayecto, La Molinera inauguró una exposición que muestra su evolución, ideada y creada por Miguel Doval, quien fue guardando durante estos años fotografías y recortes de prensa sobre el espacio, así como una rudimentaria maqueta que establecía mantener el antiguo edificio de La Molinera, con un entorno de techado de madera y la reconocible chimenea.
Esta exposición fue inaugurada ayer por la mañana con la presencia del alcalde, Jesús Vázquez; el concejal de Promoción Económica, Jorge Pumar; el edil de Democracia Ourensana Domingo Castro; el socialista Javier Rey; y el concejal de Ourense en Común y también responsable de la muestra, Miguel Doval.
"Le ofrecí a Doval hacer esta muestra porque no hay duda de que es la persona que más conoce este espacio y lo que ha sido su historia, y tenía todo este material guardado", destacó el concejal "popular" Jorge Pumar.
Por su parte, el alcalde comentó que "esta jornada de puertas abiertas es un día muy importante para consolidar, o más bien para dar los primeros pasos de cara a lo que tiene que ser esta fábrica del conocimiento, que tenía que partir de la propia ciudadanía".
Miguel Doval fue el encargado de guiar la visita a la exposición, algo que hizo con una emoción especial, y destacando que "este es un local abierto a la ciudadanía y, además, fue precisamente la ciudadanía la que impulsó este proyecto. Un día, en una asamblea vecinal decidimos recuperar La Molinera. Eso fue el año 2000, han pasado ya 16 años, pero tuvimos la paciencia, el ingenio, de mantener viva siempre la antorcha de La Molinera, porque parece que con haber hecho la petición en un sitio ya estaba arreglado; pero no era así, a la clase política había que estar dándole la lata trimestralmente y así hemos llegado hasta hoy".
Doval fue explicando los elementos de la exposición y comentó que "la documentación y todo esto que se puede ver, debe estar en un espacio donde la gente lo pueda disfrutar, no es para tenerlo yo guardado en mi casa". Añadió que "lo ideal es que quede permanentemente para que la gente lo disfrute y para que conozca toda esta especie de peregrinación". Guante que fue recogido por Jorge Pumar.
La jornada de ayer tuvo un cierre muy especial con tres nombres protagonistas: Pablo González, Javier González y Elsa Punset. El aforo se cerró en las 300 personas, ya que el espacio no tiene más capacidad, y el interés de los ourensanos en escuchar a estos tres expertos en distintos aspectos de la sociedad del conocimiento quedó claro, al llenar por completo los asientos disponibles.
Los tres ponentes -Pablo González, ourensano diseñador de juguetes Lego; Javier González, director de la Citilab de Cornellá y Elsa Punset, que acaba de publicar "El libro de las pequeñas revoluciones"- ofrecieron sus propias visiones sobre el valor de los laboratorios del conocimiento y su relación con las ciudades. Las charlas fueron desde las inteligencias múltiples, la creatividad, las competencias digitales hasta las impresoras en 3D o el mercado digital, pasando por el internet de las cosas o la economía de contenidos.
El espacio de La Molinera ya ha comenzado una andadura que tendrá su continuidad en los próximos meses con la puesta en marcha de diversos talleres y de conferencias y seminarios sobre esta sociedad del futuro.
