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Tres inmuebles de la calle Progreso cuentan ya con proyecto de reforma

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Una decena de edificios calificados como “singulares” ven crecer su deterioro a la espera de una iniciativa de obra

La calle Progreso empieza a acumular en los últimos meses iniciativas de recuperación en su parque de edificios singulares. En este momento hay dos proyectos de rehabilitación, el primero de ellos corresponde a los inmuebles números 57 y 59 y cuenta ya con licencia de obra. "Es un proyecto promovido por unos particulares, los propietarios del edificio, y contempla 16 pisos o viviendas, además de un edificio de aparcamiento privado de dos plantas y 45 plazas", explica Quico Jorreto, arquitecto autor del proyecto de reforma y recuperación de los inmuebles, que ya está muy avanzado.

Se trata del edificio donde estaba Fotos Sanjurjo y la ferretería Lamas, que ya no cuenta en su interior con nada que se pueda conservar, excepto la fachada.

En marcha se encuentra ya el correspondiente al número 48 de esta arteria principal, que contempla también la construcción de varias viviendas y conservará la fachada, al tratarse de un edificio catalogado como "singular" por el Concello de Ourense.

Brotes verdes

A estos dos edificios hay que añadir los inmuebles recuperados tanto al lado de la farmacia Bouzo como junto a la Diputación, este último destinado a escuela de peluquería desde hace dos años.

Son algunos de los brotes verdes correspondientes a una arteria de la ciudad que acumula "una decena de inmuebles considerados edificios singulares, por su antigüedad o el arquitecto que los desarrolló, y que sufren desde hace años un progresivo deterioro", detalla la arquitecta municipal Elvira Carregado.

La práctica totalidad están situados en el tramo comprendido entre el final de Juan XXII y el Obispado, y hay unos cuantos absolutamente abandonados, el más significativo es la Casa Taboada. "Lleva deshabitada muchos años, pero es perfectamente recuperable porque yo he hecho visitas con el Colegio de Arquitectos y es posible", explica Carregado, que añade que la principal razón de que no se rehabilite es "que es caro", aunque apunta que "me consta que están tramitando un proyecto".

Este edificio "se intentó comprar hace varios años por el Colegio de Arquitectos, pero no se llegó a ningún acuerdo", explica Carregado. Es difícil de rehabilitar porque tiene una protección muy alta por las exigencias de Patrimonio, "y quizás por eso no se haya recuperado", señala la arquitecta.

El número 79 de esta calle, de 1879, tiene el bajo sin ocupar desde hace muchos años. También hay otro edificio singular situado frente a la calle Cruz Roja, de dos plantas con buhardillón y sellado el bajo, el número 67, "cuyos propietarios son la familia Conde y que se hicieron unas miniobras de urgencia para que no sufriera más deterioro; calculo que será de 1800 y pico", analiza la arquitecta municipal.

El reparto por herencia ralentiza posibles obras

Además del elevado coste que supondría su rehabilitación, ante el crudo horizonte que se avecina para muchos de estos edificios singulares se encuentra en la naturaleza de los propietarios. "El problema con estos inmuebles es que son propiedades particulares, la mayoría herencias, y son sus propietarios los que deben tomar la decisión final de arreglarlos", señala Elvira Carregado. Esas herencias recaen sobre varias personas a la vez y eso hace más difícil tomar cualquier decisión sobre la propiedad en cuestión. De hecho, según explica Carregado, "más que las exigencias de Patrimonio, es el hecho de que son varios herederos y difícil ponerse de acuerdo". El Concello sólo puede intervenir cuando hay peligro de derribo, "en cuyo caso se obliga a tomar medidas".

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