Contrataron canales de pago en nombre de la dueña del inmueble, a la que tiraron por las escaleras
Una vecina de Allariz, María del Carmen Gómez, se llevó el susto de su vida cuando uno de sus inquilinos la agredió y la empujó hasta acabar cayendo por las escaleras de su edificio. Eso sucedió apenas mes y medio después de entrar a vivir en su casa, en la rúa Río Avia del barrio de O Vinteún, en Ourense, cuando acudió ante los retrasos en el pago del primer mes de alquiler.
Las cosas ya empezaron torcidas. El piso se lo alquilaron a una madre y su hija, pero al momento de darles las llaves todo cambió. "Quedamos falando coa señora e aos poucos minutos xa estaban metidos na casa a rapaza, o mozo desta, e un fillo que tiñan, e tamén a avoa, con máis de 90 anos. Aí empezounos xa a cheirar raro", explica su pareja, Ángel Francisco Blanco.
Esto fue en agosto de 2017, y enseguida todos sus temores se hicieron realidad. Cuando pasó el primer mes empezaron las excusas para retrasar los pagos, y ya a principios de octubre, cuando Mari Carmen acudió al edificio a pedirles que le abonasen la primera factura del agua, llegó lo peor. "O mozo dela agrediume e acabei caendo polas escaleiras. Fun ao hospital e estiven un mes e medio metida na cama", relata.
A partir de ahí, decidieron tramitar la primera denuncia. Enseguida comenzaron el papeleo para conseguir la ejecución del desahucio, aunque el juicio estaba pendiente y ahora ya no tendrá sentido, debido a que los inquilinos se han marchado ya, una vez que la compañía eléctrica procedió a cortarles el suministro.
Pero eso no lo fue todo. Se marcharon con todo. "Leváronme todo, atas as cortinas da ducha", lamenta Mari Carmen. En el salón, quién sabe si para presumir, les dejaron la caja de una PlayStation .
"Levaron dúas estufas, todos os xogos de cama, as toallas, toda a cubertería, un moble do salón, unha pecera da habitación, lámparas, espellos, cadros, a olla exprés, o microondas, as sete maletas que tiñamos....", relata. La propietaria y su pareja creen que abandonaron el edificio al quedarse sin luz y que volvieron unos días después para hacerse con los enseres.
FACTURAS IMPAGADAS
En la casa vivían la chica de 22 años con su novio de 23 años, el presunto agresor, de nacionalidad marroquí. La cosa pudo ir a peor, pues dejaron sin pagar casi 400 euros de luz y otros tantos de gas, aunque en ese caso les obligaron a poner a su nombre dichas facturas en un inicio, por lo que no será la propietaria la que deberá hacer frente a los gastos. Pero no se quedan ahí. En noviembre, Mari Carmen interpuso dos nuevas denuncias. En este caso, por suplantación de identidad. "Contrataron telefonía e televisión usando o meu nome e a miña conta", relata. Muestra unas facturas que suman casi 300 euros. "Non se cortaron un pelo, comprar ata películas de pago", resalta Blanco.
Entre lo poco que no se llevaron estaba la freidora que, eso sí, se quedó presidiendo el salón. "Cociñaban no salón!", dice ella sobresaltada.
¿Alquilar otra vez? "Agora xa pensas mal de todos"
"A sociedade parece que está para axudar aos delincuentes", dice Ángel Francisco Blanco. Están disgustados por el procedimiento de la justicia. "Agora nin podemos tocar nada nin arranxar nada para poder alquilalo de novo, porque estamos esperando ás inspeccións da policía", añade.
"Parece que se está promovendo a delincuencia", apunta ella, muy disgustada. Entre las consecuencia no están solo los hematomas que le dejó la caída, sino también ha tenido que ir al psiquiatra.
¿Problema? "Agora xa pensas mal de todo o mundo, non te fías de ninguén", dice él.
