Menores internos en Montefiz y Monteledo y presos de centros penitenciarios de Monterroso (Lugo), Burdeos (Francia) y Praga (República Checa) escriben para compartir experiencias y esperanzas de futuro.
Desde el pasado curso jóvenes de entre 14 y 18 años, 15 internos de los centros de rehabilitación de menores ourensanos de Monteledo y Montefiz, participan voluntariamente en el denominado programa Grundtvig junto a internos de centros penitenciarios de Monterroso (Lugo), Burdeos (Francia) y Praga (República Checa). Se trata de una iniciativa internacional que ayuda a estos jóvenes a realizar una reflexión sobre su pasado y replantearse un futuro más allá de los barrotes, comenta Paula Lamelo, coordinadora del programa en Ourense, y quien supervisa el trabajo que realizan las profesoras Pilar Quevedo y Pati Ares del Centro de Educación para Adultos en Montefiz y Monteledo, respectivamente.
Paula Lamelo explica cómo las personas privadas de libertad escriben para comprenderse, para expresar esperanzas y deseos, reflexionar sobre el pasado e imaginar una experiencia distinta. Se trata de una forma de creatividad que les ayuda a sobrevivir y a buscar un espacio de libertad y de expresión de sus vivencias para dar una expectativa a su mañana. De este modo, en el trabajo de aula de los centros los jóvenes utilizan instrumentos autobiográficos como el cuento, la carta, la poe sía, la música, la fotografía o el vídeo para expresarse e intercambiar experiencias, añade la coordinadora.
Además de ayudar a los internos, este proyecto mejora la calidad y la dimensión europea de la educación de adultos permitiendo el acceso a la movilidad en Europa de los docentes y mejorando la cooperación entre las organizaciones que participan en la educación de personas adultas de toda Europa.
Desde que comenzó el proyecto sus implicados han mantenido reuniones en Monterroso, Tenerife, Ourense, Burdeos y Praga con el fin de intercambiar experiencias sobre este programa que lleva por título Corazón Lejano. Los próximos 9 y 10 de diciembre se celebrará una nueva reunión en Burdeos y se clausurará la iniciativa en Ourense en el mes de mayo.
Componer poesías
Pilar Quevedo es la educadora de los menores del centro ourensano de Montefiz. Ella trabaja en el taller de aula implicando a los alumnos en el proyecto Grundtvig y desde el pasado curso cuenta como 15 chicos participaron en la iniciativa y este año supongo que habrá nuevas incorporaciones. Involucrarse es voluntario y tras motivar su curiosidad, todos los menores, excepto dos que ya gozaban de un régimen semi abierto, se animaron a participar. Partimos de la autobiografía, bien narrada, cronológica o en forma de carta a un familiar directo pero los acrónimos utilizando su nombre tuvieron muchísimo éxito creándose composiciones poéticas para expresar sus sentimientos, explica Pilar Quevedo.
Para esta profesora, la experiencia resulta muy positiva ya que es una actividad común para todos, teniendo en cuenta que hablamos de distintas edades, diferentes competencias curriculares y niveles de alfabetización dispares. El realizar un ejercicio que no hace distinciones les ayuda mucho. Les gusta contar cosas suyas a su manera y con plena libertad y compartirlo no les causa vergüenza. Cuando hay nuevos ingresos tratan de que los jóvenes nuevos también participen.
Paula Lamelo explica cómo las personas privadas de libertad escriben para comprenderse, para expresar esperanzas y deseos, reflexionar sobre el pasado e imaginar una experiencia distinta. Se trata de una forma de creatividad que les ayuda a sobrevivir y a buscar un espacio de libertad y de expresión de sus vivencias para dar una expectativa a su mañana. De este modo, en el trabajo de aula de los centros los jóvenes utilizan instrumentos autobiográficos como el cuento, la carta, la poe sía, la música, la fotografía o el vídeo para expresarse e intercambiar experiencias, añade la coordinadora.
Además de ayudar a los internos, este proyecto mejora la calidad y la dimensión europea de la educación de adultos permitiendo el acceso a la movilidad en Europa de los docentes y mejorando la cooperación entre las organizaciones que participan en la educación de personas adultas de toda Europa.
Desde que comenzó el proyecto sus implicados han mantenido reuniones en Monterroso, Tenerife, Ourense, Burdeos y Praga con el fin de intercambiar experiencias sobre este programa que lleva por título Corazón Lejano. Los próximos 9 y 10 de diciembre se celebrará una nueva reunión en Burdeos y se clausurará la iniciativa en Ourense en el mes de mayo.
Componer poesías
Pilar Quevedo es la educadora de los menores del centro ourensano de Montefiz. Ella trabaja en el taller de aula implicando a los alumnos en el proyecto Grundtvig y desde el pasado curso cuenta como 15 chicos participaron en la iniciativa y este año supongo que habrá nuevas incorporaciones. Involucrarse es voluntario y tras motivar su curiosidad, todos los menores, excepto dos que ya gozaban de un régimen semi abierto, se animaron a participar. Partimos de la autobiografía, bien narrada, cronológica o en forma de carta a un familiar directo pero los acrónimos utilizando su nombre tuvieron muchísimo éxito creándose composiciones poéticas para expresar sus sentimientos, explica Pilar Quevedo.
Para esta profesora, la experiencia resulta muy positiva ya que es una actividad común para todos, teniendo en cuenta que hablamos de distintas edades, diferentes competencias curriculares y niveles de alfabetización dispares. El realizar un ejercicio que no hace distinciones les ayuda mucho. Les gusta contar cosas suyas a su manera y con plena libertad y compartirlo no les causa vergüenza. Cuando hay nuevos ingresos tratan de que los jóvenes nuevos también participen.
