Ya no es la primera vez que los vecinos ven a los jabalís campando a sus anchas por los barrios. Lo anecdótico comienza a ser preocupante.
Vuelven. Los jabalís regresan a la ciudad cada noche. Se pasean por las calles, por los parques. Buscan comida; lo que convierte un hecho anecdótico en preocupante. A este paso, no es descabellado ir pensando en bautizarlos.
Ya no es ni la primera ni la segunda vez que los vecinos, distintos barrios -A Ponte, O Vinteún- se los encuentran. Primero, un grupo de tres vagó por la avenida de Santiago, después por la zona fluvial. Un joven se encontró a otro corriendo por las riberas del Miño. Ahora este, en un parque de la calle Monte Medulio.
La maleza en los montes de la zona periurbana de la ciudad y la falta de alimento son -ante la ausencia de incendios- razones probables para explicar la llegada de estos animales.