Mantuvo su inocencia a lo largo de todo el día, hasta que en el registro de su casa cambió la declaración

Javier Cruz se derrumba ante la Guardia Civil y confiesa haber matado a su ex novia Laura

El hasta ahora único detenido por la muerte de Laura Alonso, Javier Cruz, con la que la joven mantuvo en su día una relación sentimental, se derrumbó en la tarde y se confesó culpable. Hasta ese instante defendió con fiereza su inocencia.
Aguantó, aguantó y aguantó, pero no lo suficiente. Mediada la tarde Javier Cruz González (32 años), principal sospechoso de la muerte de Laura Alonso, se derrumbó como un castillo de naipes y se declaró culpable. Hasta ese momento ni su primera noche en el calabozo, ni el incisivo interrogatorio de la Guardia Civil, ni los ‘numerosos indicios’, según el instituto armado, que lo señalaban como sospechoso de acabar con la vida de Laura Alonso, habían servido para arrancar una confesión que no fuese la reivindicación de su inocencia.

Su propio padre reivindicaba por la mañana la inocencia de su hijo. Éste, lejos de mostrar debilidad alguna, o cansancio, o la menor duda o contradicción, a lo largo de todo el día se declaró una y otra vez inocente. Nada que no hubiese hecho anteriormente, en sus primeras declaraciones como testigo. Su frialdad, la determinación con la que defendía haber estado lejos del lugar en donde se produjeron los hechos, llamó la atención de la Guardia Civil.

Pero todo cambió al llegar la tarde, cuando los agentes le hicieron saber que lo subirían a un vehículo, y bien custodiado y esposado, lo llevarían al domicilio familiar para practicar una inspección. Según fuentes de la investigación, ante la posibilidad de ir a la vivienda y enfrentar el registro con sus padres de testigos, se vino abajo. La presión lo abatió, la fuerza de los indicios, el peso de la verdad lo hicieron hablar. Inopinadamente, Javier Cruz, mecánico de profesión, hizo girar su inocencia 180 grados, y se declaró autor de la muerte de Laura. La intención de la Guardia Civil era ago tar el plazos máximo de 72 horas para poner al detenido a disposición judicial, pero bastaron poco más de 24.

Su confesión ante la Guardia Civil era un importante punto y aparte en un suceso que ha hecho tambalear la sensibilidad social de todo Toén. Pero no un punto final. Al dar la medianoche, el detenido pasó a disposición judicial. En el Pazo de Xustiza lo aguardaban la titular del Juzgado de Instrucción número 3 y la fiscal de guardia. Al cierre de esta edición todavía continuaba prestando declaración, pero todo apuntaba a que la juez decretaría su ingreso en prisión de forma fulminante.

No había sido fácil llegar hasta ese punto. Mientras el detenido se enrocaba en su inocencia, la investigación avanzaba a partir de distintos frentes. Durante la mañana de ayer, agentes el instituto armado se desplazaron a la zona en la que el lunes de la semana pasada vecinos de Toén encontraron abandonado el coche de Laura Alonso. Su intención era cotejar el dibujo de los neumáticos del Audi A3 propiedad de Javier Cruz, con las marcas de ruedas que pudiese haber todavía en las pistas de tierra donde se hallaron tanto el cuerpo como el coche de la joven. El Audi fue, asimismo, objeto de un examen exhaustivo a la busca de algún resto que permitiese situar en el interior a Laura Alonso horas antes de su muerte.

Cuando el detenido se presentó ante la juez, ésta ya tenía encima de su mesa el informe con los resultados preeliminares de la autopsia de la joven. De hecho, la juez fue informada verbalmente, a lo largo del domingo, de la hipótesis manejada por los forenses como probable causa de la muerte. Ésta se habría producido por asfixia.

Para unos ‘altivo’, para otros ‘excepcional’

Un día después de la detención de Javier Cruz, vecino de Toén, de 32 años de edad, al que la Guardia Civil implica en la muerte de Laura Alonso, el resto de habitantes se movía ayer entre los que tienen claro que ‘algo hay contra el detenido’ y que antes o después se actuará contra él; los que tienen claro que ‘es un muchacho excepcional’ y no les entra en la cabeza que pueda ser culpable de la muerte su ex pareja, y los que tienen claro que no tienen claro qué pensar.

Laura y Javier estaban demasiado implicados en las rutinas de un pequeño concello como para que la posibilidad de que uno matase supuestamente a la otra no desconcertase al municipio entero. Toén no estaba preparado para vivir un episodio de esta envergadura sin tambalearse, sin caer en la sorpresa, el desorden.

Pese a que Laura es la víc tima, y está muerta, y en su día había denunciado ya malos tratos por parte de Javier, todavía ayer era posible encontrar a personas en el pueblo de Toén que defendían a capa y espada su inocencia. ‘Me parece imposible, era un gran chico’, decían algunos. Para otros era ‘altivo’ y últimamente llevaba un ritmo de vida y unos hábitos ‘poco recomendables’. Esta tarde, en el cementerio de Xestosa, tendrá lugar el entierro de Laura.

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