CINE / JAVIER REBOLLO

Javier Rebollo: "El cine no depende del dinero, sino más bien de la forma en que lo hagas"

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photo_camera El director de cine, Javier Rebollo, con el cartel de su última película.

El director de cine Javier Rebollo presenta este jueves "El muerto y ser feliz" en el Cine Clube. El viernes ofrecerá una conferencia en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, e impartirá el fin de semana un taller sobre "Cómo hacer cine con los posos del café"

Rebollo es un director de cine lleno de historias para contar, de esas que llegan o salen, lo mismo da, al corazón o a las entrañas, que también da lo mismo. Es persona de conversación, de mirar, de escuchar y de ver mucho, hasta lo más pequeño, y de sentir ganas de salir corriendo a contarlo todo, o casi, por insignificante que sea, porque la pasión por lo que hace la tiene muy viva.

¿Como es posible hacer cine con posos de café?

En realidad es un juego literario. Es una cita de Walter Benjamín, el gran filósofo alemán  que decía que si no se podía hacer filosofía con los posos del café, no podría ser una  buena filosofía. Las mamis del sur leían el futuro de sus niños y soldados en los posos del café y del té. Lo que quiere decir es que hagamos cine con las pequeñas cosas, con lo que no tiene importancia, con lo ordinario, con lo infraordinario,  se refiere más a eso, a una forma de pensamiento del cine que a una forma económica del cine.

¿Se asocia buen cine a costosas producciones?

Espero que no sea verdad, y ahora mismo el cine gallego está demostrándolo. El cine no depende  del dinero, sino de la forma en que lo vivas, de la forma en que lo hagas. Vaya por delante que el cine es algo caro. Antes la emulsión de la película se hacía con plata, ahora se hace con números y con ceros, acaso como los banqueros, pero no hace falta mucho dinero para hacer una película. Lo que hace falta es tener cariño,amor, saber rodearse de las personas adecuadas y tener un poco de pasión, saber mirar alrededor, saber vaciarte los bolsillos. Relacionar cine con grandes producciones es hablar de mercado, de producto, y eso es otra cosa que no tiene que ver con la imaginación, sino que tiene que ver con los bancos.

Las historias que quiere contar, ¿las encuentra mirando alrededor o hacia adentro?

Creo que no hace falta que te pasen grandes cosas para hacer una película. A veces con bajar a tomar un vino a la hora sagrada del aperitivo, a las doce, y hablar con una jubilada, es suficiente para empezar una película. Lo que pasa es que no sabes dónde te aguardan las películas. Tienes que ser sensible y dichoso a lo que te rodea, no hace falta irse a las galaxias. Basta con mirar en el espejo, hacia adentro, a tu barrio, a tu vecino. A veces nos es más fácil hablar con un tipo de Taiwán a través del skype que con el de al lado.

¿A hacer cine se aprende?

Se aprende, por supuesto, igual que a tocar el piano, no hay que estar tocado por nada divino, eso es una visión idealista y platónica que discutiré siempre. El cine se aprende como se aprende a tocar el chelo, tendrás más o menos dificultades pero no hay nada de divino en esto. Sí es verdad que en el caso del actor la fotogenia, los huesos, ayudan, igual que antes ayudaba chupársela al productor en Hollywood.

¿Cómo supo que quería hacer cine?

Mi momento revelación fue una noche de madrugada, a escondidas, con la tele bajita para que mis padres no lo oyesen y ví los “400 golpes” de Truffaut, la película de unos niños que se comportan como hombres y de unos hombres que parecen niños. El hecho de ver la película a oscuras, lo prohibido, en ese momento supe que quería hacer películas.

¿Hay que ser osado, héroe, valiente o ciego?

Bueno, lo de los héroes tiene también algo de divino, lo de ciego es ya más interesante. Godard dice que prefiere perder la vista a perder las manos. Para hacer cine siempre viene bien ser algo insensato. Nicolas Ray, el director de “Rebelde sin causa”, decía que no hace falta estar loco para hacer cine, pero que viene bastante bien estarlo. Para mí no ha sido duro. Hay que saber resistir.

¿Es cierta la crisis del cine?

El cine ha estado un poco en crisis desde sus orígenes, lo que pasa es que los cineastas y los artistas siempre han sabido reinventarse, pero ahora existe una sociedad de control de mercado. Lo que está en crisis es una manera de ver las películas y eso no depende de los cineastas, sino de los mercaderes que han querido reducir el cine a un producto, y como este Estado ha ido dando menos dinero para el cine, algunos más poderosos han querido que ese pastel, cada vez más pequeño, sea para ellos. Luego hemos negociado mal nuestra historia y nos hemos entregado a las multinacionales, a los americanos. No es el cine lo que está en crisis, es la industria, la exhibición, no hay nada más que ver cómo está el cine.

¿Cuál es su historia para el futuro?

Uno ve películas por todas partes, se enamora por donde va. Ahora estoy trabajando en una adaptación del cuento cruel, como todos los infantiles, de “La cerillera”, de Andersen. Busco un juego cómico, poético, y sobre todo político. Quiero rodar en París, Berlín y Madrid si los vientos son buenos y no apagan las cerillas. Pero hay muchas películas en marcha, uno es como un jardinero con muchas plantas.

¿Qué fue "El muerto y ser feliz"?

Una película más, no miro hacia atrás, vivo instalado en el presente. Lo bueno fue trabajar con Pepe Sacristán, aprendí mucho de él. Es maravilloso poder estar con la gente que quieres, haciendo lo que quieres, porque cuando estás trabajando con alguien que no te entiendes, es algo horrible. Sacristán fue lo grande de hacer aquella película, conocer Argentina. No miro hacia atrás, corro hacia delante como el personaje de la película.

Javier Rebollo presenta este jueves "El muerto y ser feliz" en el Cine Clube. El viernes ofrecerá una conferencia en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, e impartirá el fin de semana un taller sobre "Cómo hacer cine con los posos del café".

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