Ganador del Premio Nacional de Química Orgánica

José Luis Rodríguez Mascareñas: ‘La respuesta a enfermedades como cáncer o alzheimer vendrá de mano de los químicos’

El catedrático e investigador alaricano José Luis Mascareñas.
El catedrático ourensano José Luis Mascareñas Cid (Allariz, 1961), quien acaba de ser galardonado con el premio Nacional de Química Orgánica de la Real Sociedad Española de Química (RSEQ), a la trayectoria más destacada de los últimos años, defiende el papel de los jóvenes para elevar el nivel científico en Galicia y como motor para agilizar los avances en la medicina, las energías renovables o la reducción de residuos contaminantes
¿Cómo se siente tras recibir el Premio Nacional de Química Orgánica a la mejor trayectoria?

Cualquier reconocimiento a tu esfuerzo y trabajo siempre es muy de agradecer, pero en este caso la satisfacción es mayor porque el premio ha sido concedido por colegas de profesión e investigadores cualificados. Es reconfortante comprobar que la apuesta que en su momento hice por realizar una investigación arriesgada y enfocada más al desarrollo de nuevos conceptos, que a la suma publicaciones, ha sido exitosa.

Además, su discípulo Fernando López fue premiado en la categoría de jóvenes químicos.

Sí, esto me produce tanta alegría como que me hayan dado a mi el premio senior. Ya el año pasado Eugenio Vázquez, que también realizó la tesis doctoral conmigo, consiguió dicho premio a investigadores jóvenes. Son chicos muy valiosos y con gran capacidad. Yo lo único que hice fue posibilitar que pudieran demostrar esa capacidad. Las universidades y centros de investigación gallegos (que son escasos) deberían pelearse por incorporar este tipo de gente joven y darles herramientas para que desarrollen sus posibilidades. En Galicia como en Cataluña o en el País Vasco hay personas muy bien formadas y de gran valía, pero aquí no nos preocupamos de darle la cancha adecuada para que jueguen.

¿En qué nivel se encuentra la ciencia química gallega y qué relevancia tiene a nivel español y europeo?

Hay unos cuantos investigadores, sobre todo en el campo de la Química Orgánica y Química Física, que están haciendo su trabajo a muy alto nivel. Precisamente este año el premio de Química Física se lo han concedido a Luis Liz de la Universidad de Vigo. O sea, que los gallegos nos hemos llevado dos premios. En todo caso sería muy deseable que el número de investigadores de máximo nivel fuera mayor. Algunas de nuestras aportaciones se han publicado en revistas de alto impacto en el mundo de la química y han sido bastante reconocidas a nivel internacional.

Desde 1985 con Luis Castedo ningún otro químico gallego había recibido la medalla de la Real Sociedad Española de Química, ¿qué fue lo más satisfactorio de ser su alumno?

Castedo es una de las personas que más ha contribuido a que la química gallega sea competitiva a nivel nacional e internacional. Su mayor mérito reside en haber sido capaz de estimular y convencer a muchos de sus discípulos para que se formaran al máximo nivel. Luego ha sido suficientemente generoso como para permitir que pudiéramos desarrollar nuestros proyectos de forma independiente.

¿Cuáles considera que son las necesidades actuales que la sociedad demanda a los químicos?

La respuesta quizás se puede encontrar en la frase ‘Tú no la vés, pero la química está siempre ahí’. De la misma forma que los abogados son expertos en leyes, o los informáticos en programación, nosotros somos expertos en moléculas, y todo lo que nos rodea está formado por moléculas. La química tiene una inmerecida mala fama. Muchas de las cosas que nos hacen la vida mucho más llevadera, fármacos, técnicas de diagnóstico, plásticos, pinturas y materiales varios, o pantallas LCD, se han desarrollado gracias al trabajo de los químicos. La investigación frontera de la química con la biología, la medicina, la ciencia de materiales, y la nanotecnología será clave para el progreso científico y tecnológico y para que mejore nuestra calidad de vida. No tengo duda de que la respuesta a enfermedades como el cáncer o el alzheimer, el desarrollo de la medicina personalizada, la puesta a punto de energías renovables, o la minimización de la generación de residuos contaminantes vendrá de mano de los químicos.

El análisis y la síntesis de medicamentos han sido campos frecuentados en sus investigaciones. ¿Considera que la industria farmacéutica ha cre cido lo suficiente para cubrir las necesidades de la sociedad?

La industria farmacéutica en los últimos años se ha encontrado con un problema my grande relacionado con la dificultad de poner en el mercado medicamentos basados en nuevos mecanismos de acción. La secuenciación del genoma y la profundización en el entendimiento molecular de la célula debiera facilitar el descubrimiento de nuevos fármacos.

Tras su exitosa experiencia en las universidades de Stanford y Harvard ¿qué le diría a los jóvenes talentos de la química para animarlos a destacar a nivel internacional?

Si queremos pasar de la sociedad del ladrillo a la sociedad del conocimiento necesitamos valo rizar a la personas y sus capacidades. No cabe duda de que hay jóvenes con talento y vocación. Desafortunadamente hasta ahora no se les dan otorgado oportunidades para desarrollarse y muchos tenían que ponerse a la cola, por lo que han optado por marcharse. Nuestros gestores políticos son los que tienen la posibilidad de facilitar que las cosas mejoren. Si no nos apuramos, perderemos todos los trenes, sobre todo en relación con otros, como catalanes o vascos, que ya van bastante más adelantados.

¿Qué relación mantiene con la provincia? ¿Piensa que el potencial científico de Ourense está bien explotado a nivel público, privado y universitario?

Yo he sido, soy y siempre seré de Allariz. Voy allí todo lo que puedo, pues es donde vive mi madre y mi hermano. Y mi padre fue corresponsal de La Región durante muchos años. Para la provincia yo pediría dos cosas principalmente, la primera que podamos trabajar en condiciones, y la segunda que los chicos jóvenes con talento tengan posibilidades de demostrar su valía y no sucumban ante la presión mediocrizadora.

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