José María Vergeles: "Si al mayor se le prestan los apoyos que necesita, se queda en su entorno"

La Junta de Extremadura trabaja en un nuevo modelo residencial, que defiende la promoción de la autonomía personal fomentando el apoyo vecinal y los hogares residenciales de pequeños. El consejero de Sanidad y Servicios Sociales extremeño, José María Vergeles (Fuente del Maestre, Badajoz, 1969), lo explicará mañana, a las 20,30 horas, en su conferencia “De los geriátricos de hoy a los hogares de mañana, hacia un futuro optimista”, que organiza el PSOE de Ourense, en Afundación. “Tenemos municipios con pocos habitantes en que todo el pueblo se ha convertido en un centro residencial, con una red de apoyos comunitarios. Y esto nos ha servido para aprender que cuando a la persona se le prestan los apoyos que necesitan prefieren quedarse en su entorno”. ¿En qué consiste el modelo? Intentamos que la persona viva el máximo tiempo posible con autonomía. A la persona le prestamos ayudas en el entorno y en su vivienda para combatir la soledad no elegida, ponemos en marcha programas intergeneracionales y teleasistencia avanzada, que incluye el control de enfermedades crónicas o televigilancia. Este modelo está apoyado por los centros de día, que no necesitan internamiento. Queremos que la gente pueda vivir donde quiere vivir, porque la gente es muy reacia a salir de su domicilio, y que cuando decidan irse estén como en casa. ¿Por qué tipo de residencias están apostando? Hay centros ubicados en el propio municipio, residencias muy pequeñas que se configuran como unidades de convivencia, viviendas grandes en las que comparten servicios comunes y en el que mantienen contacto estrecho con la comunidad. Luego tenemos centros comarcales, un poco más grandes, también con unidades de convivencia, pero con más dotación de cuidados sanitarios, especialmente enfermería. Y el tercer nivel, en el que estamos trabajando, es la construcción de centros de convalecencia y cuidados continuados, ya con mayor dotación de cuidados sanitarios, con partes dedicadas a la psicogeriatría o la demencia, y otra parte a estancias temporales (aparte de la residencial) para personas que temporalmente necesitan cuidados, pero que no llegan a requerir hospitalización, con el objetivo de retornarlo a su centro municipal o a su domicilio si puede valerse por sí mismo. Además, en algunos municipios hemos empezado con pruebas para adaptar casas como unidades de convivencia con un máximo de 15 personas de edad. Cuando una persona de edad con grado 2 de dependencia decide ir a una residencia lo hace o por no sobrecargar a su familia o por soledad no elegida, el miedo a quedarse solo y que le pase algo. Y estos dos factores hay que combatirlos apoyando en domicilio. Cuando una persona tiene grado 3 y tiene que ir a un centro residencial por supuesto que ha de ir, pero con condiciones que se parezcan más a un sitio para residir y no a un hospital. ¿Hay que medicalizarlas? La solución fácil en la pandemia era que hay que medicalizarlas, pero no estamos seguros de que medicalizar una residencia aporte valor a residir en ella. Yo no me voy a una residencia a que me tomen las constantes vitales tres veces al día, sino a vivir y generar un ámbito de afectos. Necesitamos estar más coordinados entre el sistema sanitario y el social, no medicalizar todos los centros, pero sí tener algunos centros con más cobertura de cuidados sanitarios.