A juicio por intentar matar a su pareja con un sacho en 2014

La fiscal reclama hasta 15 años de prisión y la defensa recuerda que los hechos fueron en Portugal

 

La grave agresión que sufrió una vecina de Verín en noviembre de 2014 llegará a juicio a finales de este mes  bajo una petición inicial de 15 años de prisión. La fiscal acusa a su pareja sentimental, José Carlos Martins Malta, de intentar asesinarla con ayuda de un sacho. Pero también de maltratarla durante e último año y medio de relación en presencia de cuatro hijos menores (tres de los cuales son fruto de uniones anteriores). Hasta el punto en que, según la propia víctima, intentó obligarla a que bebiera veneno, además de recibir puñetazos en la cara (se le astillaron las dientes) e insultos. Según llegó a testificar, el inculpado la insultó, menospreció y la amenazó con matarla arrojándola a una pozo atada a una piedra para que nadie la descubriera. Pero también la sometía a un férreo control con continuas llamadas telefónicas al bar en el que trabaja ella. Hubo días de hasta 40 veces. Y, cuando no llamaba, pasaba delante del establecimiento para controlarla (en ese momento no estaba trabajando).

Los hechos más graves sucedieron a última hora de tarde del 30 de noviembre en el domicilio que tenían en la localidad de Boticas (Portugal), una casa apartada. M.L.F.O. no quería ir pero le impidió salir del coche. Una vez más, según la versión de la víctima, le dijo que tenía que obedecerle y le advirtió que ese día “alguien iba a morir”.

La paliza que sufrió la víctima poco después comenzó porque ella le recriminó que golpease fuertemente la puerta de casa. El inculpado fue a buscar un sacho al exterior con la intención de matarla, según dijo la víctima. La mujer recibió golpes en el cuello, la espalda, hombro y la cabeza. Hasta tuvo que esconderse bajo la mesa de la cocina para evitar el filo de la azada. Ella cree que, en caso contrario, le hubiera cortado las piernas.

El inculpado depuso su actitud, según el fiscal, tras las súplicas de la víctima y su hija menor. En un primer momento, se negó a trasladarla al hospital, a pesar de que sangraba abundantemente por la cabeza. Finalmente, accedió a llevarla al Hospital de Verín pero bajo promesa: que no lo denunciara. Y bajo amenaza: si contaba algo de lo ocurrido la mataría a ella y a los niños los arrojaría por un barranco. La justificación que debía dar al médico era prosaica, un caída por la escalera.

Por su parte, el inculpado reconoció que la había agredido en la casa de Portugal. Nada más. La letrada que lo representa planteó la falta de competencia de la jurisdicción penal española. Los hechos presuntamente delictivos se perpetraron, según planteó, fuera del territorio nacional y por un ciudadano de nacionalidad portuguesa. Tampoco cree que concurra una tentativa de asesinato porque "no se da ninguno de los elementos necesarios para calificar así los hechos". 

La defensa asegura que existe desde el primer momento un "arrepentimiento espontáneo" y destaca el auxilio prestado a la víctima, a la que llevó al hospital así como el reconocimiento en sede judicial de la agresión en Boticas. n

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