La Audiencia provincial de Ourense enjuició ayer un caso de tráfico de drogas que sentó en el banquillo de los acusados a José Ramón Reyes Gómez, para quien el fiscal solicitó una pena de tres años y seis meses de prisión al considerarlo autor de un delito contra la salud pública.
Los hechos que le atribuyó en la vista oral, que comenzó minutos después de las 10 de la mañana, ocurrieron el 19 de octubre de 2011, en la ciudad. Ese día, tal y como mantuvo la acusación pública, los agentes lo abordaron, tras bajarse de un coche en la calle Francisco de Moure, con 'una mochila con forma de oso de peluche' en la que portaba 99,470 gramos de cocaína, sustancia que, según el ministerio público, estaría destinada a la venta.
El encausado, que negó ser autor del delito que le atribuye el fiscal, indicó que portaba esa droga para 'consumo propio' y que la había adquirido con el dinero que 'le robé a mi mujer para pegarme una fiesta, era el que le había dejado mi hermano para pagar los alquileres atrasados de la casa'. Asimismo, Reyes Gómez, tras confesar ser consumidor habitual 'desde pequeño' de sustancias estupefacientes, apuntó que compró tal cantidad porque 'era una ganga, a 30 euros el gramo', pese a que el fiscal insistió en que 100 gramos de droga no entran dentro de los límites del autoconsumo. Además, durante el juicio, que quedó visto para sentencia, un subinspector de la Policía Nacional afirmó que el acusado 'es un conocido del trapicheo'.
El ministerio público pedía para él al principio cinco años de cárcel, pero rebajó su petición de pena por la toxicomanía del acusado.
El encausado, que negó ser autor del delito que le atribuye el fiscal, indicó que portaba esa droga para 'consumo propio' y que la había adquirido con el dinero que 'le robé a mi mujer para pegarme una fiesta, era el que le había dejado mi hermano para pagar los alquileres atrasados de la casa'. Asimismo, Reyes Gómez, tras confesar ser consumidor habitual 'desde pequeño' de sustancias estupefacientes, apuntó que compró tal cantidad porque 'era una ganga, a 30 euros el gramo', pese a que el fiscal insistió en que 100 gramos de droga no entran dentro de los límites del autoconsumo. Además, durante el juicio, que quedó visto para sentencia, un subinspector de la Policía Nacional afirmó que el acusado 'es un conocido del trapicheo'.
El ministerio público pedía para él al principio cinco años de cárcel, pero rebajó su petición de pena por la toxicomanía del acusado.
