Tribunales

A juicio por la muerte de cuatro gallinas tras la denuncia de un familiar

undefined
photo_camera Los acusados, que son padre e hijo, en el juicio celebrado ayer en el Penal 2.
El fiscal pide año y medio de cárcel para un hombre y su hijo por maltrato animal

La muerte de cuatro gallinas en una finca particular de Casdosteo (Nogueira de Ramuín) y el hallazgo por parte de la Guardia Civil de una perra de raza American Staffordshire "alicaída y con el rabo entre la piernas" sentó en el banquillo del Penal 2 a Enrique F.R. y a su hijo Iago, para quienes el fiscal pide una condena de año y medio de prisión por un delito continuado de maltrato animal.

Los inculpados niegan desatención a los animales desde principios del año 2019. Enrique no podía acudir a la finca para darles de comer a las gallinas, la perra y dos conejos porque una dolencia en la pierna, según explicó en el juicio, le impedía desplazarse. Pero delegó en su hijo, quien, según sus propias palabras, "iba cada dos o tres días, sobre las doce de la noche, al salir del trabajo, a darles de comer y beber". Los acusados creen que un hurón, o similar, las mató, porque ya había ocurrido en una ocasión. No era difícil acceder a la finca ni para las personas ni para los animales, pese al cierre perimetral con un pequeño muro.

La Guardia Civil no levantó atestado de casualidad. Una llamada anónima a la central -explicó uno de los agentes- los puso sobre aviso. Un "olor fuerte a descomposición" al llegar al lugar los guió hasta los cadáveres del gallinero. La perra estaba atada "y en condiciones un poco tal".  A petición de la jueza, el funcionario se explicó mejor: "Estaba atada a una cadena, con el rabo entre la piernas, la mirada caída y estaba delgada, en un sitio con heces y escombros". Tenía agua pero no comida. Los conejos, en otra vivienda anexa, estaban "activos".

La perra, que al día siguiente fue llevada hasta la protectora de animales de Ourense, estaba en perfectas  condiciones, según aseguró un empleado de Progape.

La llamada a la Guardia Civil la efectuó un familiar de los inculpados que vivía justo al lado de la finca. En el juicio, declaró que dio la alerta al ver "cuatro gallinas y un gallo muerto a los que le faltaba comida y agua". Aseguró que el acusado y su hijo llevaban "mes y medio sin ir allí", si bien reconoció que solo estaba en casa por la noche y que a las doce, cuando supuestamente dice el hijo que iba, ya dormía.

Enrique F.R, cree que su primo lo denunció porque le dejó de regalar conejos semanales a cambio de que se los cuidara. El pariente confirmó que atendió a los conejos durante un año, pero se cansó: "Era un criado de estos malos, sin beneficio alguno".

Las abogadas de los acusados creen que no hay prueba de cargo para acusar. En el trámite de cuestiones previas -la magistrada lo resolverá en sentencia- pidieron la nulidad del procedimiento penal  "por la entrada ilegal en la finca y el patio por parte de la Guardia Civil". No había, dijeron, autorización judicial que amparase el acceso y los acusados no tuvieron conocimiento. "Se vulneró el derecho a la intimidad y la inviolabilidad del domicilio", explicaron al comienzo de la vista oral.

Los agentes dicen que hicieron las fotos y la inspección desde el exterior, que es visible. "No traspasamos el muro", explicó uno de ellos durante la vista.

El fiscal aprecia maltrato animal continuado porque "los acusados, de mutuo acuerdo y de manera injustificada, se desatendieron por completo del cuidado y asistencia tanto de la perra como del resto de animales, sin procurarle comida ni bebida". Además de la pena de prisión, pide inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales o la tenencia durante cuatro años". 

Te puede interesar