OURENSE NO TEMPO

La Plaza del Trigo

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photo_camera La fuente traída del Campo de la Feria (Remedios) a finales de los años 50. (Foto de Augusto Pacheco. Cedida por su hijo.)

Es más que probable que mi opinión carezca de objetividad, pero aun así me atrevo a decir que las plazas ourensanas son de lo más variopinto y original que se puede ver por toda España

La “histórica” plaza del Hierro, las “fusionadas” plaza de Saco y Arce y Manuel Sueiro, la “desapercibida” plaza de la Yerba (hoy de la Victoria), la “escondida” del Turco, la “reciente” de San Martiño y un buen numero de recoletas plazas que podría seguir nombrando. Intencionadamente me he reservado nuestra Plaza Mayor, por su rasgo original de estar en pendiente (y según parece es la única considerada Mayor con esa peculiaridad). El caso es que en Auria creó escuela y si no repasad mentalmente todas las que recordéis y decidme cuantas están en cuesta.

La del Trigo, que hoy nos visita, es prueba de mis palabras, tanto que una buena parte ha tenido que convertirse en escalera para facilitar el tránsito, incluso la fuente que hoy adorna el centro tiene un lateral en escalera para poder  ocupar el “casi centro” de la plaza.

Permitidme un inciso para insistir en la fundada creencia de que esta fuente, que por otra parte no es la original, no procede de ningún monasterio ni expoliado ni amortizado como en alguna publicación y web se manifiesta. Es posible que la idea de esa procedencia sea una continuación al error histórico de asignar a Oseira más fuentes de las que se le quitaron, error que según parece ha llevado incluso a la realización de una replica de la del Hierro que ahora sí está en el bello "Escorial gallego".

Nos cuenta don Juan Andrés Hervella en su trabajo “Fontes ornamentais de Ourense” que el autor de la fuente (o al menos el supervisor de su construcción), fue el maestro cantero don Manuel González allá por los “medios” del XVIII. Y que en 1959, coincidiendo con las mudanzas de la Feria y el hecho de que las obras de construcción del bario de San Francisco (supuestamente), dañaron las canalizaciones que traían desde Montealegre las ricas aguas, se decidiera cambiar la pequeña fuente por la que estaba en la feria  (es probable también que el pedestal de la antigua fuente se modificara en varias ocasiones, haciendo que tuviera varias alturas a lo largo de su vida. Por cierto, hoy esa fuente no se sabe dónde está).

La plaza, a pesar de su vecindad con nuestra catedral, siempre fue más bien escasa de espacio, y nunca permitió una vista general de esta fachada sur. Incluso en los archivos consta que al menos una casa se derribó para permitir más espacio, y otras de la zona desaparecieron cuando nació la catedral nueva. Se habla incluso de pasadizos y secretos en el subsuelo, pero eso es otra historia…

Los edificios que le dan su forma irregular son la citada fachada sur de la catedral, viejas casas de vecindad que no aparentan mucho lujo y que la unen con la actual plaza Das Damas, una casa no muy… "ambientada" para mi gusto frente a la puerta de la catedral en sustitución de la que había sido capilla de la Magdalena y una fachada con varios edificios de piedra, entre los que destacan la actual casa dedicada a Hogar del Transeúnte, y la señorial casa de los Temes (una de las muchas que tuvieron en la ciudad: la de las Hermanas Carmelitas y la conocida del Seiscento en la plaza del Hierro entre otras),

El nombre, como podéis suponer, viene de que antiguamente en sus soportales se situaban los vendedores de trigo (aunque también me comentan que en la casa del transeúnte se realizaba el cobro del impuesto del trigo…). Otros nombres de la plaza fueron Praza das Olas, das Platerías, do Grau e da Fonte Nova (que yo sepa). La razón de tales nombres ya podéis imaginarla.

Vecinos ilustres de la plaza, además de los Temes, fueron el sacerdote, escritor y bibliófilo (entre otras muchas ocupaciones) Antonio Rey Soto, quien, según él mismo afirmaba, tuvo frente a su casa años antes la imprenta del Vasco Díaz Tanco y muy próximos el sabio Saco y Arce y durante un tiempo el Regimiento de Monterrey.

Yo recuerdo también una carnicería, un zapatero, una joyería y un taller de encuadernador. También me recuerdan que allí tuvo su barbería y tienda de segunda mano el señor Bouzo, ¿no os acordáis de la primera tienda hippie de la ciudad, creo que se llamaba “Pomba”?, ¿y del Moruno? Pero eso ya es muy "reciente”.

Mi agradecimiento al amigo Fausto Arnaiz por su colaboración.

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