CRóNICA

Larouco: un geriátrico y un bar

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photo_camera Un vecino de Larouco que acude al bar "A neta do Cachelas".

Los bares son el lugar de reunión de los jubilados del Concello valdeorrés de Larouco, un colectivo que solo echa en falta una oficina bancaria para no tener que desplazarse hasta el ayuntamiento de A Rúa

Larouco envejece y lo hace a pasos agigantados. Los pensionistas son cada vez de edad más avanzada. Lo demuestra el índice sobre envejecimiento que maneja la Diputación. Dice que por cada 100 habitantes mayores de 64 años, 32 superan los 84 años, situando a este Concello en el primer puesto de este doloroso ránking provincial.

¿Las causas? Para encontrarlas hay que sumergirse en el problema de despoblación que aqueja el mundo rural. Solo en los últimos 14 años, Larouco pasó de tener 617 habitantes en el año 2000 a 544 en 2014. El descenso podría ser aun mayor, de no ser por la existencia de una residencia de la tercera edad. En ella, viven 84 ancianos asistidos y todos ellos están censados en el Concello. Pues bien, la gran mayoría procede de otros lugares. Son aproximadamente 70 los que llegaron de otras latitudes, según el alcalde, Joaquín Prieto Rodríguez. Una sencilla operación matemática permite deducir que casi el 13% de la población es gente muy mayor que encontró su hogar en este centro asistencial.

El lugar de reunión de los pensionistas de Larouco es el bar. Es difícil encontrar movimiento de personas en la calle, durante la mañana de un día cualquiera. La travesía de la OU-636 , que comunica Trives con A Rúa, parte en dos el pueblo. Es su eje principal, pero en sus aceras resulta difícil cruzarse con alguna persona.

El bar es el pulmón de la población. "Os xubilados nos reunimos no bar. Aquí, non queda xente nova. Sae porque non hai que facer. Eu teño dous fillos en Trives e unha filla en Ponferrada", comentó Manuel Rodríguez García. Nació en 1927 y le lleva 22 años a Dativo Pérez Rodríguez. Ambos conversan en el bar "A neta do Cachelas", ante dos copas de vino. Su mayor preocupación es la falta de una entidad bancaria. El cierre de la oficina que Abanca posee en el pueblo les obliga a desplazarse para cualquier operación. "Agora temos que ir hasta A Rúa", comentó Pérez Rodríguez. Marian Lamela Rodríguez está detrás de la barra. Es ella quien nos introduce en las costumbre fijas de su clientela. "Cando falta algún deles, notan a súa ausencia. Son como unha familia", explicó.

El alcalde, Joaquín Rodríguez, negocia con Abanca la reapertura de su oficina y confía en que pronto sea una realidad. Estas instalaciones no son las únicas cerradas recientemente. También el colegio público fue "sellado" por la Xunta. Apenas hay niños. Con un único nacimiento en 2014, ese mismo año fueron 17 las personas que fallecieron en el Concello, según el Instituto Galego de Estadística.

A escasos nueve kilómetros de A Rúa y 21 de O Barco, Larouco posee los servicios que precisa una familia para vivir confortablemente, rodeado de un entorno natural de gran belleza. "Temos tódolos servizos. Fáltanos un empuxón da Administración", comenta el alcalde, Joaquín Prieto.

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