Laura Seara, nombrada ayer directora del Instituto de la Mujer por el Consejo de Ministros, asume responsabilidades de gobierno después de nueve años sosteniendo, como diputada autonómica, el discurso de igualdad del PSdeG. Se mantiene al frente de sus cargos orgánicos.
Nombrada ayer por el Consejo de Ministros, se espera que Laura Seara tome posesión en la segunda semana de enero. Llega a la dirección del Instituto de la Mujer sustituyendo a Rosa Peris, cuyo cese ha sido calificado por la portavoz de Igualdad del PP en el Senado, Carmen Dueñas, como extraño y acorde con intereses de partido.
¿Por qué cree Aído ha pensado en usted para el puesto?
Tengo una trayectoria política, desde que soy niña, vinculada a la lucha por la igualdad. Desde que llegué al Parlamento en 2001, mi principal trabajo se centró en sacar adelante iniciativas que mejorasen la calidad de vida de las mujeres, que se acabara con su discriminación. Había que romper barreras que les impedían desarrollarse, y en eso me he esforzado todo este tiempo.
¿En qué ámbito cree que queda camino por recorrer para propiciar la igualdad?
España está a la cabeza europea de la legislación sobre mujer. Los países nórdicos, tan pioneros, son los que están hoy mirando a España y al Gobierno de Zapatero para emular nuestras medidas. Somos conscientes de que la igualdad real no la hemos conseguido. Queda mucho por recorrer. Estamos en el espacio de la reivindicación del reparto de poder. Las leyes se están desarrollando pero cambiar la sociedad es difícil. No podemos olvidar la historia que tenemos. La parte de la educación y sensibilización, la transformación social, es la más complicada. Ahí es donde hay que hacer los mayores esfuerzos, independientemente de que debamos seguir poniendo en acción mecanismos de carácter legal. Las sociedades no cambian de un día para el otro, y todavía hay mucho machismo que combatir en este país. Aunque me atrevo a decir que en estos últi mos seis años se ha avanzado más que en todo el siglo XX.
¿Qué va a poder hacer desde el Instituto?
El Instituto tiene 25 años de historia. Se creó en el primer gobierno del Felipe González para impulsar las políticas de igualdad en España. Desde entonces ha sido una institución clave para la incorporación de las mujeres al espacio público. Ahora toca que se adapte a una nueva estructura: que la igualdad tiene por primera vez en este país rango ministerial. Hay que desarrollar políticas públicas en el marco de la Ley de Igualdad, la Ley de Violencia o la Ley del aborto, entre otras. Debe ser un gran centro de excelencia y de las políticas de igualdad. No olvidemos que vamos a asumir la presidencia de la Comisión Europea y somos un país referencial en el mundo en esta área. La educación es la apuesta para asentar valores que refuercen los derechos y la autonomía de las mujeres.
¿En qué va a ser usted especialmente insistente?
En el feminismo. Hay que hacer pedagogía feminista, explicar a los hombres y también a muchas mujeres en qué consiste. El feminismo está más vigente que nunca. Hay que hacer un trabajo importante con las mujeres jóvenes. El discurso feminista es moderno, necesario, transformador y ayuda a democratizar.
Su nombramiento sigue consolidando el acceso a espacios de poder a la generación nacida a partir de 1970.
Hay algo de eso. Estoy muy orgullosa de pertenecer a una generación que nacimos casi con la democracia, crecimos con un gobierno socialista presidido por Felipe González que nos marcó muy profundamente, vivimos la dureza de los gobiernos de la derecha Aznar, gracias al cual nos hicimos más activistas, y damos el salto a la vida pública cuando Zapatero llega a la dirección del PSOE en el año 2000. Estamos ante un salto generacional no excluyente.
Y adiós al Parlamento.
Para mí ha sido un honor y una escuela de aprendizaje maravillosa, pero ahora estoy encantada de llegar a puestos de responsabilidad en el Gobierno de España de la mano de una ministra -Bibiana Aído- a la que conocí hace muchos años luchando por los mismos principios, y con quien coincidí con Leire Pajín o Eduardo Madina. Es un sueño pertenecer a esta generación y dirigir el Instituto.
Su nombramiento la distancia de Galicia. ¿Repercutirá en su influencia a nivel orgánico?
Yo formo parte de un equipo, y seguiré haciéndolo, que dirige Manuel Vázquez, con el que me siento identificada en lo político y en lo personal. Voy a seguir formando parte, porque así lo quiero y porque me lo han pedido, de la Ejecutiva gallega del Comité Federal. Simplemente cambian mis labores institucionales. Lo mío no es un proyecto individual sino colectivo.
¿Por qué cree Aído ha pensado en usted para el puesto?
Tengo una trayectoria política, desde que soy niña, vinculada a la lucha por la igualdad. Desde que llegué al Parlamento en 2001, mi principal trabajo se centró en sacar adelante iniciativas que mejorasen la calidad de vida de las mujeres, que se acabara con su discriminación. Había que romper barreras que les impedían desarrollarse, y en eso me he esforzado todo este tiempo.
¿En qué ámbito cree que queda camino por recorrer para propiciar la igualdad?
España está a la cabeza europea de la legislación sobre mujer. Los países nórdicos, tan pioneros, son los que están hoy mirando a España y al Gobierno de Zapatero para emular nuestras medidas. Somos conscientes de que la igualdad real no la hemos conseguido. Queda mucho por recorrer. Estamos en el espacio de la reivindicación del reparto de poder. Las leyes se están desarrollando pero cambiar la sociedad es difícil. No podemos olvidar la historia que tenemos. La parte de la educación y sensibilización, la transformación social, es la más complicada. Ahí es donde hay que hacer los mayores esfuerzos, independientemente de que debamos seguir poniendo en acción mecanismos de carácter legal. Las sociedades no cambian de un día para el otro, y todavía hay mucho machismo que combatir en este país. Aunque me atrevo a decir que en estos últi mos seis años se ha avanzado más que en todo el siglo XX.
¿Qué va a poder hacer desde el Instituto?
El Instituto tiene 25 años de historia. Se creó en el primer gobierno del Felipe González para impulsar las políticas de igualdad en España. Desde entonces ha sido una institución clave para la incorporación de las mujeres al espacio público. Ahora toca que se adapte a una nueva estructura: que la igualdad tiene por primera vez en este país rango ministerial. Hay que desarrollar políticas públicas en el marco de la Ley de Igualdad, la Ley de Violencia o la Ley del aborto, entre otras. Debe ser un gran centro de excelencia y de las políticas de igualdad. No olvidemos que vamos a asumir la presidencia de la Comisión Europea y somos un país referencial en el mundo en esta área. La educación es la apuesta para asentar valores que refuercen los derechos y la autonomía de las mujeres.
¿En qué va a ser usted especialmente insistente?
En el feminismo. Hay que hacer pedagogía feminista, explicar a los hombres y también a muchas mujeres en qué consiste. El feminismo está más vigente que nunca. Hay que hacer un trabajo importante con las mujeres jóvenes. El discurso feminista es moderno, necesario, transformador y ayuda a democratizar.
Su nombramiento sigue consolidando el acceso a espacios de poder a la generación nacida a partir de 1970.
Hay algo de eso. Estoy muy orgullosa de pertenecer a una generación que nacimos casi con la democracia, crecimos con un gobierno socialista presidido por Felipe González que nos marcó muy profundamente, vivimos la dureza de los gobiernos de la derecha Aznar, gracias al cual nos hicimos más activistas, y damos el salto a la vida pública cuando Zapatero llega a la dirección del PSOE en el año 2000. Estamos ante un salto generacional no excluyente.
Y adiós al Parlamento.
Para mí ha sido un honor y una escuela de aprendizaje maravillosa, pero ahora estoy encantada de llegar a puestos de responsabilidad en el Gobierno de España de la mano de una ministra -Bibiana Aído- a la que conocí hace muchos años luchando por los mismos principios, y con quien coincidí con Leire Pajín o Eduardo Madina. Es un sueño pertenecer a esta generación y dirigir el Instituto.
Su nombramiento la distancia de Galicia. ¿Repercutirá en su influencia a nivel orgánico?
Yo formo parte de un equipo, y seguiré haciéndolo, que dirige Manuel Vázquez, con el que me siento identificada en lo político y en lo personal. Voy a seguir formando parte, porque así lo quiero y porque me lo han pedido, de la Ejecutiva gallega del Comité Federal. Simplemente cambian mis labores institucionales. Lo mío no es un proyecto individual sino colectivo.
