BOTELLÓN EN OURENSE

La ley y el control han acabado con el botellón en una veintena de ciudades

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photo_camera Una cinta policial de plástico era el único control sobre el botellón en Ourense el pasado fin de semana.

Urbes españolas han atajado el conflicto con ordenanzas, espacios específicos o planes contra el consumo de alcohol en la calle

La regulación del consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública coloca a Ourense a la cola de las ciudades españolas, ya que permanece ajena a una ola de leyes de limitación de esta nociva práctica, iniciada a partir de 2005 en una veintena de urbes. La falta de una ordenanza no es lo único de lo que adolece Ourense en este momento, teniendo en cuenta que en otros rincones de la península se han llevado a cabo una serie de iniciativas que no solo inciden en medidas coercitivas, sino que van más allá, conformando ya una ingente cantidad de ciudades españolas las que han legislado sobre el consumo de alcohol. Ourense, a día de hoy, es una rara avis en esta materia.

1. Ordenanzas y sanciones

En Cáceres, el botellón se ha reducido a momentos puntuales y pequeñas pandillas. Lo que en 2005 y 2006 fue un 'boom' en la ciudad se acabó erradicando con la Ley Antibotellón de Extremadura en 2003, con la que se puso fin al consumo de bebidas alcohólicas en espacios del casco urbano. Se acabó con los miles de jóvenes acumulados cada fin de semana en la Plaza Mayor. Toledo, con su "ordenanza cívica" de 2006, le puso también coto al botellón. A base de multas de 60 euros por el consumo, y los más de 100.000 euros invertidos en el programa "El botellón nos deja por los suelos", en el que se juntaba a padres, jóvenes, hosteleros y políticos, hoy el Consistorio toledano lo considera "una lacra controlada". Madrid aplica la mano dura con 600 euros de sanción por beber en la calle y en Salamanca, la ordenanza de 2007 sitúa las multas en 150 euros, misma cifra que ha impuesto Murcia a 21.326 personas en los últimos 12 años. Esta ciudad fue pionera, en 2005, en la creación de una ordenanza de este tipo. Badajoz apuesta por multas de 120 euros por consumir alcohol en la vía pública y en Jaén esta cifra se eleva a los 300. En la ciudad de Alicante, la ordenanza prohíbe el consumo en la calle e incluso en los coches estacionados, desde 2006.

2. Los botellódromos

La Ley Antibotellón de Extremadura de 2003 y la de Andalucía de 2006 pusieron de moda los "botellódromos", recintos para beber que podían crear los municipios. A esta moda se adhirieron muchas ciudades. Y acabó funcionando. La mayoría de estas instalaciones se fueron quedando en desuso poco a poco hasta acabar cerrando, debido a que se situaban lejos de los centros neurálgicos de la "movida". En Badajoz, todavía funciona el que hay en el recinto ferial de la Caya, único espacio en el que se puede beber en esta ciudad desde 2016. En Cádiz, el botellódromo que empezó en 2007 dirá adiós en diciembre de este año. El Ayuntamiento reconoció que estaba de "capa caída" y lo reconvertirá en un espacio cultural. Desde que se creó, las calles se fueron vaciando y los jóvenes gaditanos se fueron desplazando a municipios cercanos que sí permitían el botellón. Primero fue Conil, hasta que lo prohibieron en 2010, y ahora se distribuyen en otros municipios costeros.

En Granada, el botellódromo funcionó nueve años, aunque el Ayuntamiento lo acabó cerrando. La misma situación que Málaga, que cerró su espacio para fiestas con alcohol al aire libre "para reducir el consumo abusivo"o Jaén, donde el botellódromo cerró en 2016.

3. Precios más baratos

No son pocas las ciudades que optaron por abrir una negociación directa con los hosteleros, algo que ha dado sus frutos. Ejemplo de ello fue Málaga, con sus denominados "botellones elegantes", consistente en la reducción de los precios de las consumiciones a primera hora de la noche, para evitar botellones. La misma iniciativa es la que ha puesto fin al botellón en Cáceres, con una competencia cada vez mayor entre los bares, lo que rebajó los precios de las copas.

4. Control policial

En Badajoz, los controles contundentes de la Local han reducido el botellón. En Zaragoza, la Policía ha sacado estas concentraciones del centro y se siguen realizando aunque de forma más itinerante por puntos escondidos. En Salamanca, también hay un cerco importante en los últimos años, y solo permiten beber en la Nochevieja Universitaria y fiestas especiales. En Murcia, la Local dice que "se ha conseguido erradicar" y las concentraciones son ahora de pequeños grupos. 

Orihuela y Valladolid: Mayor iluminación en parques y solares y competiciones de madrugada

En Orihuela se pusieron manos a la obra para evitar las aglomeraciones en solares y plazas escondidas, con el aumento de la iluminación en las zonas más conflictivas, evitando así el consumo no solo de alcohol, sino de sustancias estupefacientes. En Valladolid, 15.000 jóvenes han participado en los planes Vallanoche y Vallatarde, entre los que se incluyen campeonatos deportivos en las madrugadas. Además, el Ayuntamiento ha habilitado más iluminación en las zonas del botellón, para evitar puntos oscuros. 

Burgos: Aprobadas en septiembre medidas urgentes a raíz de la agresión a un vecino

El Ayuntamiento de Burgos es el que más de cerca ha vivido recientemente los problemas del botellón. En septiembre de este año, un vecino que recriminó el ruido de unos jóvenes resultó agredido. Por ello, el pleno por unanimidad aprobó aumentar las medidas contra el consumo de alcohol en las calles y elevar las multas de 30 a 600 euros. Se ha creado un plan urgente de ocio alternativo y un aumento para las partidas de prevención. Se han realizado 293 intervenciones desde entonces. 

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