La lluvia de noviembre permitirá desactivar las alertas por la sequía en Ourense

El río Limia, a su paso por la villa de Xinzo de Limia, esta semana. En verano, el caudal estaba completamente seco.
photo_camera El río Limia, a su paso por la villa de Xinzo de Limia, esta semana. En verano, el caudal estaba completamente seco.
El estado de manantiales, ríos y embalses ourensanos dio un vuelco desde octubre, tras el año hidrológico más seco

Tras el año hidrológico más seco registrado en la provincia -finalizado el pasado 30 de septiembre-, los meses de octubre y noviembre han dado un vuelco al estado de los manantiales, ríos y embalses ourensanos. Han pasado de mantenerse en niveles críticos durante meses, a niveles de normalidad absoluta. De hecho, la Confederación Hidrográfica prevé la posibilidad de levantar las últimas alertas activas por sequía en los próximos días. 

Si durante los meses estivales numerosos concellos y mancomunidades de aguas se vieron obligados a imponer restricciones en el suministro, las lluvias recogidas desde el 1 de octubre han permitido recuperar el abastecimiento con normalidad. “Nestas semanas levamos recollido na demarcación máis de 450 litros por metro cadrado, é dicir, un 53% por encima da media histórica. Outubro e novembro foron meses húmidos”, explica José Antonio Quiroga, presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil. 

El organismo de cuenca, sin embargo, todavía no ha levantado todas las alertas por sequía. “Son moitos os indicadores que teñen que estar ben, pero esperamos que, de seguir así as precipitacións, a mediados de decembro podamos xa dar a boa nova”, avanza Quiroga. El bajo caudal en los ríos -el Limia o el Sil llegaron a secarse por completo en algunas zonas de la provincia- provocaron que la Hidrográfica activase desde julio varias alertas y prealertas por sequía, además de remitir comunicaciones a los concellos para reducir el consumo de agua. 

Las numerosas precipitaciones registradas en estos dos últimos meses no solo se perciben en el aumento generalizado del caudal de los ríos de la demarcación, sino también en el estado del suelo. “O solo tamén está amosando un certo grao de saturación a partir do cal toda a auga que se precipita vai directamente aos ríos, aos encoros e aos mananciais”, detalla Quiroga. “Este comportamento vai en contra das previsións que tiñamos a finais de verán”, añade. Varios concellos ourensanos, de hecho, realizaron obras y mejoras de calado a contrarreloj para prepararse ante un otoño previsiblemente marcado también por la ausencia de lluvias

En Ribadavia -donde las restricciones fueron más duras y más prolongadas-, se construyó un nuevo punto de captación de agua desde el río Avia, ya que el punto habitual, en el Maquiáns, se encontraba totalmente seco. Hoy, el regato muestra su caudal regular, lo que permitió reactivar el abastecimiento con normalidad. No obstante, pese al estado de recuperación generalizado, Quiroga insiste en la concienciación. “Polo de agora estamos razoablemente ben, pero non se pode deixar de lado a necesidade de facer un uso racional da auga. Estamos nun escenario de cambio climático onde as previsións nos falan desde fenómenos extremos e cada vez máis frecuente, tanto por seca como por inundacións”, señala. 

En la misma forma, el presidente de la Hidrográfica llama a la reflexión en aquellos lugares en los que la escasez del recurso hídrico fue más acuciante: “Aproveitemos para resetear, facer unha boa diagnose dos sitios onde houbo problemas, tratar de corrixilos con tempo… é que podemos volver repetir unha situación como a deste verán en cuestións de meses”. 

Embalses, casi al 58%

Por su parte, el estado de las reservas hídricas en la provincia también muestra una clara recuperación: los embalses se encuentran casi al 58% de su capacidad total, una cifra habitual en esta época del año. “Hai que pensar que hai cuestión dun mes falabamos do 40% de capacidade. Agora mesmo temos uns índices de acumulacións importantes”, apunta Quiroga. 

Castrelo de Miño, una de las presas con mayores reservas, se encuentra al 84%; Frieira, la segunda, está al 82%. “No caso de As Portas (la más grande de la provincia), que chegou a estar ao 21% hai meses, agora mesmo se atopa ao 35%, e medrando”, detalla. La recuperación no solo se ve en las cifras que actualmente arrojan los embalses, sino también en la tendencia al alza continuada en las últimas semanas: “Non deixan de aumentar”. 

Para muestra, un botón: el antiguo pueblo de Aceredo (Lobios) volvió a sumergirse por completo bajo las aguas del embalse de Lindoso tras más de un año al descubierto.


Tras el descanso del fin de semana, las lluvias volverán a partir de mañana a la provincia. “Eso sí, no se ve que vayan a ser especialmente fuertes, no se prevén tan intensas como las que vimos durante el mes de noviembre, ni tan seguidas”, señala Pablo González, predictor operativo de Meteogalicia. De cumplirse las predicciones, será más fácil que el organismo de cuenca levante todas las alertas de sequía en los próximos días. 

“Los meses de otoño fueron atípicos en la provincia”

González destaca, al igual que el presidente de la Hidrográfica, los elevados valores de precipitaciones registrados durante octubre y noviembre. “Por ejemplo, en la estación de Ourense capital fueron meses atípicos, ya que en ambos casos llovió por encima de los valores habituales. Es cierto que son meses lluviosos, pero más en el litoral de la comunidad que en la provincia ourensana”, detalla. 

Las otras consecuencias

Las intensas lluvias de estas semanas no solo han devuelto a los ríos y manantiales a sus caudales habituales en esta época, sino que también han provocado arrastres en las zonas arrasadas por los grandes incendios del pasado verano. Aunque desde las administraciones -tanto Xunta como concellos- se llevaron a cabo algunas actuaciones en las zonas de mayor pendiente, para evitar más erosión en el suelo, las precipitaciones trasladaron material calcinado hasta los cursos fluviales. 

En los municipios de O Barco y Vilamartín, las cenizas y materia orgánica arrastradas a los cauces fluviales obligaron incluso a cambiar las zonas de captación para garantizar la calidad del agua de los suministros municipales. Serafín González, experto en suelo y presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, pone de relieve las graves consecuencias de este tipo de arrastres, y recuerda la importancia de intervenir tras los incendios para prevenir la erosión. “Todo ese material provoca un aumento da turbidez, o que perxudica a vida dos organismos acuáticos e pode acabar provocando un cambio de ph na auga”, apunta.

González recuerda que existen investigaciones que demostraron la presencia de material tóxico derivado del suelo calcinado en peces del litoral gallego y en el fondo de algunos embalses ourensanos: “Son substancias perigosas para a saúde humana; presentan axentes canceríxenos e mutaxénicos”.

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